«Braveheart», mañana con La Voz

miguel anxo fernández

SOCIEDAD

Mel Gibson dirige y protagoniza esta producción épica ambientada en la Escocia del siglo XIV.
Mel Gibson dirige y protagoniza esta producción épica ambientada en la Escocia del siglo XIV.

La película puede conseguirse por 1 euro más el precio habitual del diario

21 sep 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

La figura de Wallace

En los momentos de crisis personal, todos buscamos culpables: a menudo, culpables externos que nos alivien de cualquier responsabilidad. Pero a veces también nos acusamos demasiado a nosotros mismos y perdemos de vista lo esencial: buscar la salida. También ocurre en las crisis sociales: salimos de inmediato a la caza y captura de chivos expiatorios en lugar de centrarnos en lo decisivo, en cómo salir adelante. Sin duda, determinar las causas ayuda a encontrar soluciones. Pero a veces se convierte en mero consuelo de tontos. En el marasmo de la crisis actual, arremetimos -no sin razón- contra políticos y financieros. Pero a algunos no les basta y responsabilizan ahora a la moral. No por ausencia, sino por su improbable presencia.

Anteayer El País publicó con cierto destaque un artículo que, en resumen, achacaba la corrupción desmadrada que padecemos a la moral católica que, según el autor, hemos heredado del franquismo. De Franco y de la I República, y de los Austrias y... de los visigodos, debería haber añadido. El artículo concentra su crítica en la confesión como causa de la inmoralidad o, al menos, de su banalización: si basta con confesarse y ser absuelto, ¿para qué dejar de robar?

Este argumento, que se ha escuchado y leído mucho últimamente, manifiesta un desconocimiento grave, porque la moral católica condiciona el perdón al propósito de enmienda y a la restitución del daño causado, como sabe cualquier niño de catecismo. Si uno ha robado, por ejemplo, tiene que estar decidido a no robar en adelante y a devolver lo que ya birló para recibir la absolución. Resulta triste, pero así de bajo está el nivel de nuestro debate público.

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EEstá considerada una de las mejores películas épicas del cine reciente, realizada al estilo de las grandes producciones de los años sesenta con las que Mel Gibson creció y se formó como espectador. Braveheart era su segunda obra como director (además de productor desde su empresa Icon Productions), después de revelarse dos años antes como autor solvente con El hombre sin rostro, que también protagonizó. Rodada en Escocia e Irlanda, con un presupuesto de 53 millones de dólares con la colaboración institucional de ambos países, pronto se convirtió en un éxito internacional, reforzado por la obtención de cinco Óscar (entre ellos mejor película y mejor director, compitiendo entre otras con Apollo XIII, también incluida en la presente colección de La Voz de Galicia), de las diez nominaciones a las que aspiraba. A mayores, promocionó a numerosos actores británicos que, o debutaban o apenas contaban con experiencia en producciones británicas, como Catherine McCormack, Brendan Gleeson y Peter Mullan, entre otros. Igualmente, Escocia agradeció a Gibson no solo el haber recuperado la memoria de uno de sus grandes mitos históricos, sino también el haber validado a la industria cinematográfica local como muy cualificada ante futuros rodajes.

Sobre un guion de Randall Wallace (que acabaría dirigiendo a Gibson en la bélica Cuando éramos soldados, en el 2002), se centra en la figura de William Wallace, joven escocés que en el siglo XIV se rebeló contra los ingleses y el rey Eduardo I, para acabar traicionado y ejecutado en 1305. Con una duración de casi tres horas, reforzada con la espléndida fotografía de John Toll (que también recibiría el Óscar) y la inspirada música de James Horner (dos años después, Óscar por Titanic), Braveheart se toma algunas libertades con los personajes reales, aunque se mantiene fiel a lo esencial. Destaca en particular la recreación de la batalla de Stirling Bridge, la gran victoria de Wallace sobre sus enemigos, en donde pronunciará la frase real, en gaélico, «Alba Go Bragh» (Escocia por siempre), que Gibson planificó con ayuda de asesores históricos y militares. La edición en DVD, que mañana pone a la venta La Voz de Galicia por 1 euro más el cupón del diario, aporta como añadido de gran interés los comentarios del propio Gibson en torno al rodaje y sus circunstancias.