Una comisión de historiadores vela por recrear fielmente la época en la Feira das Marabillas
23 jul 2012 . Actualizado a las 11:57 h.Hoy por hoy, en Galicia si no tienes feria medieval no eres nadie.
Desde que hace 23 años los ribadavienses inventaron su Festa da Istoria, han fondeado un montón de mercados de época a lo largo y ancho del territorio. Ayer arrancó la de A Coruña, donde ya van por la decimoctava edición. Su Ciudad Vieja estará anclada en el Medievo hasta el próximo miércoles y se contarán por miles los que paseen por esas calles del casco antiguo, taponadas por 150 puestos de artesanos y vendedores. Como en la Edad Media. Igualito. El asunto va trufado de espectáculos populares a fin de que los visitantes puedan captar las esencias de aquellos tiempos y profundicen en ellas entre pincho de queso, figuras de vidrio, cucharas de madera, lociones corporales, sortijas o hierbas para la ciática. Y al frente de esos prósperos negocios, todo un muestrario de pantorrillas peludas, sandalias de época y disfraces de Sancho Panza. En esta ocasión se intenta calcar la época medieval, por lo que los venteros han de ir vestidos como si hubiesen nacido hace ocho siglos.
Lo de creerse que está uno en el medievo no es guasa. Esta vez, los organizadores se lo han tomado muy en serio. No les quitan ojo a los vendedores. Ahí está Maite Selles, palabra de Dios en el sector, responsable de Pegasus, una de las más importantes empresas dedicadas a organizar estos saraos. Se pasa el día de puesto en puesto, vigilando que el herrero no lleve reloj, que la tarotista cuelgue el móvil, que los posaderos no vendan productos de épocas más cercanas, como la pizza, la hamburguesa o la tortilla de patata. Eso se hacía otros años, pero «se acabó», apunta Manuel Egoski, quesero. Hay cosas que se les escapan, como ese puesto con un cartel que avisa que se puede pagar con tarjeta. Y los precios, aunque sin bajar a niveles del medievo, también quedaron reducidos.
Es tal el esfuerzo por hacer una feria fiel al medievo que este año se ha creado para tal fin un comité de expertos formado por historiadores. Y el que saque un clínex no sale en la foto.