Atronadora Harley Softail

andrés losada REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Probamos una moto de estilo retro y mecánica moderna repleta de detalles

29 ene 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

De maxiescúter a Harley-Davidson. El cambio no puede ser más radical. Abandono por unos días mi querida Burgman 650 Executive para embarcarme en una Softail Deluxe, uno de los modelos más auténticos de la compañía de Milwaukee: estilo retro años sesenta, manillar extraancho, neumáticos con el lateral pintado de blanco y generosos guardabarros, y, por supuesto, cromados por todas partes.

El día de la recogida no puede ser mejor (para captar la diferencia, se entiende): frío, niebla y una ligera llovizna que deja la carretera mojada. No hay protección posible, el viento golpea contra el pecho sin misericordia, el ruido es ensordecedor, la posición adelantada hace que al poco rato empiecen a dolerme los músculos trapecios y cuando me detenga descubriré que las perneras del pantalón están empapadas de la rodilla para abajo. Y sin embargo...

Sin embargo, pocas motos como esta han conseguido que dibuje una sonrisa en el interior del casco. Empezando por el sonido, un trueno metálico amplificado por unos escapes fishtail que dejan escapar un petardeo maravilloso cuando se suelta el puño. «No aceleres en punto muerto en zonas habitadas», me advirtió el responsable del concesionario sin mucho éxito: vayas por donde vayas, puedes estar seguro de que todo el mundo se va a dar cuenta de que llega una Harley.

Conducción cómoda

Enfilo la N-VI rumbo a la cuesta de la Sal. El asiento bajo, las amplias plataformas para los pies y el chasis amortiguado que da nombre al modelo hacen cómodo el manejo, pese a los 330 kilos en orden de marcha. La carretera está despejada: ¿dónde están los aprendices de Valentino Rossi? Está claro: no hay clases de moteros, hay moteros y domingueros.

A 80-100 kilómetros por hora esta moto da lo mejor de sí misma. Su motor Twin Cam refrigerado por aire, de 1.690 centímetros cúbicos y que rinde unos 70 caballos, es lo suficientemente elástico. No se queja si lo dejamos en cuarta o quinta a baja velocidad y recupera razonablemente. Me meto por una secundaria ronroneando suavemente, disfrutando de las curvas amplias y bien trazadas, con la incertidumbre de no saber en qué marcha voy (solo marca la sexta y punto muerto); el paisaje se refleja en el gran faro delantero como en un espejo y de repente se produce el milagro: al pasar junto a unas vacas me invade un fuerte olor a bosta y la sensación de estar recorriendo las praderas de Wisconsin.

Hay quien dice que las Harley están anticuadas. Quizá deberían empezar a cambiar de opinión. La Softail Deluxe tiene ABS, ordenador de viaje, antirrobo con inmovilizador electrónico y alarma y arranque sin llave; basta llevar el mando en el bolsillo para que se bloquee o desbloquee según nos alejamos o acercamos. El accionamiento de los mandos (embrague, cambio, pedal de freno) es suave, no hace falta ser un ángel de infierno para pelearse con ellos. El motor vibra más que una tetracilíndrica japonesa, está claro, pero aun así lo hace de forma contenida.

Un mundo de accesorios

La moto se disfruta en parado tanto como en marcha. Está repleta de detalles como los intermitentes en forma de bala, el piloto trasero tombstone (lápida) o la instrumentación analógica. La unidad de prueba incluía además un manillar modificado con viga central curvada que acentuaba aún más su aspecto sixtie. Si se quiere más, en el concesionario oficial Harley de A Coruña (avenida de As Marinas, 307, Perillo, Oleiros) tienen un tocho de cientos de páginas con todo tipo de accesorios. Y un bar para estudiarlo tranquilamente. Vuelvo con mi Burgman y el veredicto es claro: todo el mundo debería tener un escúter en su garaje. Y todo el mundo debería probar algún día una Harley.

El asiento bajo y las amplias plataformas ayudan a manejar la moto, pese a sus 330 kilos.

La moto incluye arranque sin llave, ABS, antirrobo con inmovilizador y alarma y ordenador de viaje. La instrumentación analógica acentúa su marcado estilo años sesenta.

La unidad de prueba traía dos modificaciones: unos escapes «fishtail» que le daban un sonido todavía más peculiar y un manillar con viga central curvada.

El motor es un Twin Cam refrigerado por aire, de 1.690 centímetros cúbicos y que rinde unos 70 caballos.