Tras esas palabras, el papa procedió a encender el ya conocido como Árbol de Gubbio, la silueta de un abeto artificial, que entró en el Guiness de los récord en 1991 al ser considerado el más grande el mundo. El encendido lo hizo a través de una tableta, con la que activó a través de Internet el cuadro general eléctrico de la composición luminosa navideña instalada a más de 220 kilómetros del Vaticano.
El Árbol de Gubbio se levanta en una ladera del monte Ingino, que domina la monumental ciudad de la región central de Umbria. Mide 750 metros de altura y 450 de anchura. Su silueta está formada por 300 grandes bombillas y su interior con otras 400 grandes puntos de luz. Los cables utilizados para la construcción miden 7,5 kilómetros y la estrella que lo corona está formada por 250 puntos de luz.