«Temíamos su llegada -explica Dans-, es difícil ponerle barreras porque afecta a las relaciones comerciales de los países y avanzó por todo el pinar portugués. Ahora alcanza una dimensión europea, dado que hay un corredor de pinos continuo en el continente». Mañana, la Consellería de Medio Rural abordará con el sector forestal una crisis que ya ha dado un «fogonazo», como así se han denominado los primeros síntomas del ataque del gusano al árbol: amarilleo y posterior marchitamiento de las acículas en la parte superior del pino, que luego se extiende a todo el árbol hasta que muere.
Mañana se conocerán las nuevas medidas, más exigentes, que adoptarán las autoridades y se analizarán los fallos del actual plan. No era extraño ver a los agentes de Medio Rural parando los camiones cargados con pino importado de Portugal en el puente internacional sobre el Miño. «El bicho viaja a lomos de un insecto perforador muy común, el Monochamus galloprovinciales, pero también en vehículos, botas, material forestal... Es muy complicado pararlo pero sí es cierto que, mientras la industria estaba más informada, los propietarios forestales no sabían lo suficiente sobre las medidas preventivas», argumenta Dans. El gusano se adelantó a una jornada técnica en Lourizán, convocada para el 12 de enero con el fin de analizar las medidas de erradicación.