Alienígenas en el Salvaje Oeste

Lucía Casanova

SOCIEDAD

31 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«¡Recordad el Álamo!» Es lo que gritaban los tejanos en su lucha por independizarse de México. Y lo que queda de El Álamo está en San Antonio, en la misión en la que en 1836 se perpetró la masacre que terminó con la vida de casi doscientos estadounidenses en solo trece días. Se puede optar por dar un paseo gratis por la antigua iglesia y las murallas o pagar cuatro euros y, por medio de una audioguía, hacer un recorrido por la historia de Tejas a través de lo sucedido en El Álamo.

San Antonio, a simple vista, parece diferente a otras ciudades de Tejas como Houston o Dallas. Aquí la cultura tex-mex es más palpable, en las calles el castellano suena tanto como el inglés. Es recomendable perderse por Riverwalk, una zona de restaurantes, tiendas y hoteles construida junto al río en los años sesenta. Un paseo en barco por sus canales resulta refrescante en pleno verano.

Para conocer el Viejo Oeste hay que ir a Bandera, población que se enorgullece de ser, según ellos afirman, la capital del mundo cowboy . Fachadas de madera, tiendas con prendas del oeste y buena comida, como la del OST Restaurant, que funciona desde 1921, que tiene fama de hacer los mejores filetes del estado y ofrece una estancia dedicada a The Duke, John Wayne.

El paso de Tejas a Nuevo México sí parece el Salvaje Oeste de las películas: zonas casi desérticas a base de tierra seca, piedra y algún que otro matorral. Con un poco de suerte uno puede encontrar un pueblo cada 80 kilómetros, así que mejor ir con gasolina suficiente.

Y de los vaqueros a los extraterrestres. Roswell, en Nuevo México, es conocido porque, supuestamente, en julio de 1947 un ovni se estrelló en un rancho. Sobre todo lo sucedido ese día se informa en el International UFO Museum. Lo cierto es que en Roswell sí pueden verse extraterrestres: al caer la noche se aprecia que las farolas son cabezas de alienígenas.