China y Lugo hermanan sus murallas

Cristina López

SOCIEDAD

El embajador chino en España presidió el acto en plenas fiestas de San Froilán, con una nutrida presencia de familias lucenses que adoptaron niñas de aquel país

07 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

La Gran Muralla china tiene unos cuantos kilómetros más que la de Lugo, pero eso no ha impedido que ambas se hermanasen ayer en un acto celebrado en la capital lucense en el marco de las fiestas de San Froilán. Un acto presidido por el alcalde de Lugo, José López Orozco, el embajador de China en España, Qiu Xiaoqi, y el embajador en misión especial para el Año de España en China, Pablo Bravo Lozano, lucense de nacimiento y verdadero artífice de este hermanamiento.

Al son de la música de la agrupación local Cantigas e Frores, el regidor lucense recibió al embajador a las puertas de la casa consistorial. Qiu Xiaoqi firmó en el libro de honor del Ayuntamiento, deseando mucha felicidad a todos los lucenses.

Después la comitiva se dirigió al salón de plenos, donde en presencia de un nutrido grupo de autoridades tanto el alcalde como el embajador se refirieron a las murallas de sus respectivos países como unas construcciones que se crearon como elemento defensivo, pero que se han convertido en un símbolo de paz.

Simbólicos fueron también los regalos que el alcalde y el embajador se intercambiaron: libros sobre el monumento, una réplica en plata de uno de los cubos de la muralla de Lugo y sendos pines, de la Mosquera el que Orozco le entregó a Xiaoqi, y de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 el que este le colocó al regidor lucense, agregando además que es uno de los primeros españoles en recibirlo.

Concluida la recepción oficial, la comitiva y los invitados se dirigieron a pie, acompañados nuevamente por los músicos, hasta el tramo peatonal de la ronda de la Muralla. Allí el embajador fue recibido por un numeroso grupo de personas de la asociación Chen Bao, que agrupa a familias lucenses que han adoptado niñas chinas. Tres grandes telas rojas cubrían un tramo de la Muralla; se eligió este color, que en China simboliza la felicidad, para expresar que ese mismo sentimiento embargaba al pueblo de Lugo por hermanarse con la Gran Muralla china.

Pablo Bravo Lozano se dirigió a los presentes para comunicarles el gran significado del acto de hermanamiento que estaba teniendo lugar y que permite que la muralla de Lugo pase a formar parte de un selecto grupo en el que también están incluidas las pirámides de Egipto, las cataratas de Iguazú y los fiordos de Noruega, las únicas tres maravillas del mundo que hasta la fecha estaban hermanadas con la Gran Muralla china.

Una muestra de generosidad

Con la emoción a flor de piel, el alcalde de Lugo manifestó que el hecho de que ambas murallas hayan sido reconocidas, una en 1987 y otra en el 2000, como patrimonio de la humanidad demuestra la generosidad de ambos pueblos, que ahora se unen en una gran muralla de hermandad y un símbolo de unión.

Por su parte, el embajador de China en España definió el hermanamiento como una «interesantísima iniciativa» que ha hecho de Lugo un nuevo punto de encuentro entre China y España. Finalizado el acto, Qiu Xiaoqi y Orozco recibieron de manos de dos de las niñas chinas que residen en Lugo un pergamino en el que se hacía alusión tanto en español como en chino a la jornada de hermanamiento vivida en pleno San Froilán.

El embajador no dudó ni un instante en hacerse fotos con todas las familias adoptantes allí presentes, especialmente con las niñas originarias de su país, a las que les entregó pines que representaban a las banderas de China y España unidas por el mástil.

Tras un pequeño recorrido por la ciudad y la visita a la catedral, la comitiva se dirigió a las casetas del pulpo para degustar el plato típico de las patronales lucenses.