MEDIO FERRADO

23 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

HACE poco supimos que los poderosos se ponen corbata roja cuando van a la batalla. Ahora nos enteramos de que Zapatero ha cambiado el prêt-à-porter por el traje a medida, con lo que ya no le bailan las hombreras y da mayor sensación de estabilidad. ¿Tan importante es el traje? Cuando el jefe te dice: «¡Hombre, qué elegancia!, si vistieras siempre así (de traje) tu carrera sería otra», te das cuenta de que sí, de que algo debe hacer la americana que no hace el jersey. Desde esta nueva óptica del arrepentido del punto hay que revisar la película El smoking, de Jackie Chan; en ella, un vulgar chófer se convierte en superagente del bien al calzarse un smoking dotado de poderes tecnológicos, que le permiten saltar por los aires y mazar a mamporros a los malos. No es una película de tortazos como otras, es una profunda parábola sobre cómo cambia el humano que se enfunda en un traje bien cortado. Conocedores de estos poderes, jóvenes aspirantes a cualquier empleo se presentan a las pruebas hechos unos testigos de boda; vayan a hacer encuestas o a etiquetar botes de tomate, acuden al tajo envueltos como para regalo. ¿Cómo harán con sus sueldos de 400 euros? ¿Habrá una ONG del traje para novatos? Tal es el poder del vestuario que algún ejecutivo debería probar a quedarse en casa y mandar su traje al trabajo. Les apuesto lo que quieran a que, en algún caso, la eficacia en la organización mejoraría con el cambio.