Aros en crisis

SOCIEDAD

03 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

LOS americanos dispondrán en el 2005 de un nuevo pasaporte biométrico con microprocesadores por frecuencia de radio, fotos digitales, y toda la vida del usuario empaquetada en un sencillo librillo de plástico. La repanocha. Las asociaciones que protegen los derechos civiles, que algunas quedan en Estados Unidos, ya se han echado las manos a la cabeza porque el documento se convertirá en realidad en una ventana desde la que la policía y el Estado podrán penetrar sin barreras en la vida de los ciudadanos. La iniciativa tiene que ver con esa despiadada obsesión por la seguridad que se ha instalado en la mente de la nación americana y que puede abocar a una inesperada crisis a la industria de la corsetería: desde que el control de pasajeros se ha obsesionado hasta el paroxismo las americanas han dejado de utilizar sujetadores con aros. Prefieren no arriesgarse a que el arco de seguridad aúlle como un perro y un policía las toquetee como si fueran de la progenie de Bin Laden. En el caso del pasaporte, el control vendrá impuesto por el Estado. El problema es que la psique de los ciudadanos ha asimilado el principio de la vigilancia constante de forma que ahora se reclama de manera espontánea. O nos controlan o no somos. La apabullante universalización del teléfono móvil -¡y ahora con cámara!- es una prueba de ello. La gente necesita estar conectada al mundo, como si la estructura de Internet, o de los ordenadores en red hubiese contaminado nuestra biología. ¿O lo ha hecho?