Isabel II invoca a los «poderes ocultos»

M. Allende LONDRES | CORRESPONSAL

SOCIEDAD

La reina inglesa advirtió a Burrell de que los secretos que conoce pueden ponerle en peligro El hombre de confianza de Lady Di deja en buen lugar a la soberana en su primer relato

06 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Los británicos hablan estos días de la nueva entrega de Harry Potter, del estreno de la última película de James Bond, de la crisis del partido conservador, pero sobre todo, los británicos están hipnotizados por las tan esperadas revelaciones del mayordomo de Diana, Paul Burrell. Ayer el Daily Mirror comenzó la publicación de los secretos que Burrell ha guardado durante años. A lo largo de once páginas, el mayordomo detalla el encuentro que mantuvo con la Reina, audiencia en la que Burrell dijo que tenía la intención de guardar propiedades de Diana, y que la reina recordó en el último minuto, lo que le valió que los jueces le decretaran inocente. En otra época Burrell se habría podrido en la Torre de Londres. El mayordomo más famoso de Inglaterra hace frente en paradero desconocido a una ola de críticas de amigos de Diana y de cierta prensa por su deslealtad con Diana y la Familia Real. Lo más destacado de la primera entrega de sus confesiones era la advertencia que la soberana le lanzó durante la audiencia que mantuvo en Buckingham Palace en noviembre de 1997, a los dos meses de morir Diana. «Ten cuidado Paul», le dijo la Reina, «nadie ha estado tan cerca de un miembro de la Familia Real que tú de Diana. Hay poderes en este país de los que no tenemos conocimiento». Burrell indica a Daily Mirror que «me miró fijamente a los ojos y me advirtió que me andara con cuidado, me lo dijo muy seria, aunque yo no tenía ni idea a lo que se estaba refiriendo.» También indica al rotativo inglés que la reina intentó una aproximación a Diana. «He intentado tantas veces acercarme a Diana, he escrito tantas cartas, pero ha sido imposible», se quejó la reina a Burrell, a lo que el mayordomo contestó diciendo, «majestad, el problema es que su alteza habla en blanco y negro y la princesa Diana habla en colores». Según Burrell, Isabel II sentía de verdad el alejamiento entre ella y su nuera, aunque dice que Diana siempre contestó a las cartas de la reina. «El veneno al que hacía frente Diana no procedía de la reina, su majestad no es capaz de hacer daño a nadie, y Diana sabía que ella no era su enemiga cuando murió», asegura. El mayordomo explica que Diana se sentía perseguida y espiada en Inglaterra hasta el punto que estuvo a punto irse a vivir a Estados Unidos. Ambos pasaban sus apuros, como explica Burrell, para que la princesa pudiera llegar hasta Paddington, uno de los barrios de Londres, para repartir dinero y ropas entre las prostitutas.