El tubo digestivo tiene un sistema nervioso tan complejo que se considera un segundo cerebro, con sus propios problemas «psicológicos» Los intestinos toman sus propias decisiones y desde principios del siglo XX se sabe que funcionan incluso cuando se ha cortado la conexión con la cabeza. El interés por estas habilidades del vientre ha llevado a descubrir en él un complejo sistema nervioso, que se define como un verdadero cerebro. Lejos de pensar por sí mismo, este órgano sí podría influir en su hermano del cráneo y afectar a las emociones. El estudio de esta relación es fundamental para la cura de las enfermedades funcionales digestivas, que en pocos años han pasado de considerarse dolencias imaginarias a problemas mentales, pero del segundo cerebro.
28 abr 2001 . Actualizado a las 07:00 h.La medicina moderna se enfrenta al reto de las enfermedades funcionales digestivas, que afectan al 30% de la población en algún momento de su vida. El resultado, pérdidas millonarias para las empresas, debido a un absentismo laboral que es difícil de explicar al jefe. Y es que este tipo de dolencias no se detectan en radiografías y análisis convencionales. Hasta hace poco se desconocía su causa, pero hoy se sabe que tienen su origen en alteraciones del sistema nervioso digestivo, según Fernando Azpiroz, jefe de sección de Función Digestiva del hospital Vall d''Hebrón de Barcelona. Los intestinos están rodeados por un entramado de tantos millones de neuronas que los científicos hablan de otro cerebro en el vientre. Toda una herejía en los años 80, cuando Michael D. Gershon, autor del libro El segundo cerebro, formuló esta teoría. Hoy está aceptada, pero con matices. Azpiroz explica que esta denominación provocativa tiene sentido por lo sofisticado de un sistema que funciona con autonomía del cerebro del cráneo y que permite adaptarse a diferentes dietas y a cirugías agresivas. Sin embargo, el segundo cerebro no es capaz de realizar funciones superiores como pensar y emocionarse. Es análogo al de las lombrices, que se desplazan con movimientos peristálticos como los que sirven a los intestinos para transportar los alimentos. El aparato digestivo puede tomar sus propias decisiones cuando siente una presión en el estómago. Ir más allá y hablar de memoria o aprendizaje del sistema nervioso digestivo «puede ser correcto en términos fisiológicos, pero no en el sentido convencional», aclara Azpiroz. Las similitudes entre los dos cerebros del cuerpo humano fascinan a los científicos, que han descubierto que las neuronas de la barriga son muy parecidas a las de la cabeza, y que también se comunican mediante sustancias neurotransmisoras como la serotonina. Congreso internacional Los especialistas en la materia se reunirán este verano en Oxford para avanzar en un terreno aún por explorar, como es la relación entre mente e intestino. Un punto clave para Michael D. Gershon. El padre del segundo cerebro sostiene que «el vientre de un loco funciona perfectamente, pero un vientre descontrolado puede volver loco a cualquiera».