No hay nada tan poderoso como una buena historia

PLATA O PLOMO

La polémica en las redes no ensombrece el final de la memorable serie de HBO

20 may 2019 . Actualizado a las 14:27 h.

Terminó Juego de tronos. Finalizó nuestro primer viaje televisivo a Poniente. Decimos adiós a una serie extraordinaria, que nos deja huérfanos de personajes carismáticos, luchas descarnadas por el poder, poderosas narraciones visuales, música memorable, batallas espectaculares, momentos épicos... ¿Y a la excesiva polémica que la ha acompañado esta última temporada?

Cada ciudadano alberga en su interior un seleccionador. Por lo visto y leído, también podemos decir que esconde un guionista. Vivimos tiempos de miradas estrechas. Si algo no se ajusta a nuestro esquema, a nuestras expectativas, lo rechazamos. Ese es el principal problema que ha sufrido Juego de tronos. Queríamos el final perfecto, pero ese no existe. Veíamos a Daenerys como una campeona del mundo. Y no le vimos la sombra. Se sabía, por las palabras del escritor que dio vida a los libros, que asistiríamos a un epílogo agridulce, sorprendente. Y eso hemos tenido.

Nadie comerá perdices en los Siete Reinos. Eso es coherente con el planteamiento original de George R.R. Martin, que superaba el clásico esquema binario. Y con lo exhibido por los creadores de la serie en la mayor parte de los episodios: incluso los buenos tenían puntos oscuros; casi todos los malos, motivos y causas. Cuando abandonaron ese camino, la serie tal vez perdió el derecho a la matrícula de honor, pero nunca dejó de ser sobresaliente. 

Tal vez esta temporada final pueda parecer apresurada y, por momentos, algo caótica. Pero no le ocurre nada diferente a la 7. Comparten puntos fuertes (el poderío visual, momentos de gran impacto como la última escena de Drogón y Dany o los grandes diálogos). Y también los débiles: la ruptura de la coherencia interna, los viajes instantáneos y ciertos momentos ridículos se explican con una sencilla razón: se quedaron sin los libros. Y eso no se puede compensar. Como dice Tyrion en el epílogo, no hay nada «tan poderoso como una buena historia». Y esta, pese a ese lastre, lo ha sido. De principio a fin. Yo no tengo dudas: echaremos de menos Poniente.