Obsesión por las notas medias

Ana T. Jack

SELECTIVIDAD

Tal y como está planteado el sistema educativo, los estudiantes se juegan su futuro en la media de bachillerato y en los exámenes de selectividad
Tal y como está planteado el sistema educativo, los estudiantes se juegan su futuro en la media de bachillerato y en los exámenes de selectividad CESAR QUIAN

Los dos años de bachillerato están enfocados en gran medida a superar la selectividad

24 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Notas de corte, parámetros de ponderación y ABAU (avaliación do bacharelato para o acceso á universidade, más conocida como selectividad) son tres de los conceptos con los que los estudiantes de bachillerato están muy familiarizados. Y es que desde el primer minuto en el que entran en esta etapa educativa la obsesión por sacar la máxima nota posible se transmite en advertencias continuas por parte de profesores y familiares: «Ya sabéis que las notas de 1.º de bachillerato cuentan en la media final de la etapa», «¿Y tú quieres entrar Fisioterapia? Pues como no te pongas las pilas…» o «¡Huy, a estas alturas y con estas faltas de ortografía! Así, te veo mal en selectividad». Debe de ser algo parecido a tener de forma permanente la espada de Damocles encima…

Esta sensación la transmitió con acierto y humor un estudiante madrileño de 2.º de bachillerato que el pasado curso se dedicó (como si no tuviera otra cosa mejor que hacer) a marcar en su libreta un palote por cada vez que uno de sus profesores mencionaba en clase la selectividad o las PAU (pruebas de acceso a la universidad). El cómputo final, realizado el último día de curso, fue de 1.702 veces. Esta cifra la reveló en una publicación de Twitter que fue reenviada más de 8.000 veces… en su inmensa mayoría por estudiantes de bachillerato que se vieron totalmente identificados.

A este peligro que supone enfocar toda una etapa educativa en superar una única prueba se lo denomina en inglés la triple T: teach to the test, o enseñar para el examen, que se suele caracterizar por temarios muy extensos que ofrecen poca capacidad de maniobra al profesorado y que se ven obligados a excluir todo lo que se considera superfluo o inútil (actividades culturales, talleres complementarios, producción artística, pensamiento crítico…).

Lo peor del asunto es que, efectivamente, tal y como está planteado nuestro sistema educativo, los estudiantes se juegan su futuro profesional en esas notas medias del bachillerato y en su rendimiento en los exámenes de selectividad: quizá por unas décimas se queden sin entrar en el ciclo formativo de grado superior o en los estudios universitarios que representan su vocación, lo cual es terriblemente injusto.

La parte positiva de estos dos años de duro entrenamiento es que luego los estudios superiores se convierten (casi) en un paseo.

Cómo podemos ayudar desde la familia

A estas alturas ya no se trata de que os sentéis con él y le enseñéis a estudiar. Ni tampoco de supervisarle la tarea o controlarle el tiempo que pasa delante de los libros. Lo que necesita, sobre todo, es sentirse apoyado, acompañado y comprendido. Así pues, si eres padre de un estudiante de bachillerato:

  • Vigila su bienestar físico (alimentación, sueño y ejercicio). Sigue siendo importantísimo descansar el número de horas suficiente y alimentarse correctamente. Intenta evitar que abandone por falta de tiempo el deporte que realizaba. Está demostrado que un porcentaje alto, sobre todo de chicas, acaban dejando de practicar sus deportes favoritos para dedicar esas horas al estudio. Pero es cuestión de organizarse.
  • Supervisa su enganche al teléfono móvil, la tableta, las consolas y las pantallas en general. Es probable que les dedique más tiempo del recomendable y que esta circunstancia interfiera en su rendimiento.
  • Estate pendiente de su equilibrio emocional. En algunos casos la motivación hacia los estudios es tan baja que se percibe falta de trabajo y actitud pasiva en general, y esto es un problema. Pero en otros es un exceso de estrés lo que acaba perjudicando el rendimiento académico. En el punto medio está la virtud.
  • Buscad juntos información acerca de los estudios que le resultan atractivos, salidas profesionales, dónde cursarlos… Si no tiene muy claras las cosas, anímale a que cubra test on line de orientación vocacional que le aporten ideas sobre estudios de formación profesional o universitarios que se adaptan a su perfil.
  • Si está dentro de tus posibilidades y lo necesita, dale la oportunidad de apuntarse a unas clases de refuerzo en la materia en la que tenga más dificultades.
  • Queda con su tutor y escucha con atención las propuestas que te hace para ayudarle con sus estudios. Es probable que te ofrezca buenas ideas.
  • Si está pasando por un momento especialmente crítico (muy nervioso, con ganas de abandonar los estudios, desanimado...), puedes pedir una cita con el orientador del instituto y pedirle ayuda. Quizá se haya equivocado al escoger la modalidad de bachillerato. O puede que tenga claro que quiere ir por otra vía profesional.
  • Si es así, no conviertas en un fracaso su decisión y apóyale al iniciar el nuevo camino. Los errores son oportunidades para el aprendizaje.

escuela de padres 

? TEMA DEL MES: La adaptación a las diferentes etapas educativas.

? ETAPA: Bachillerato.

? LA FRASE: «Una escuela que fomenta la competencia entre sus alumnos y con otros centros, y desecha la solidaridad y la colaboración, que no atiende la diversidad y la singularidad, pero que rinde bien en los exámenes estándares, ¿es una buena escuela?» (Iván Páez).

? COMPORTAMIENTOS QUE EVITAR: Permitir que la ansiedad por sacar la mejor nota posible perjudique su rendimiento y bienestar emocional.

? ALGUNAS CLAVES: Constancia, organización y esfuerzo en los estudios sin renunciar al tiempo de ocio y actividades complementarias (deportivas, artísticas…)

? PARA SABER MÁS: Orientaciones para el estudio en bachillerato», documento elaborado por la Asociación Profesional de Orientadores/as en Castilla-La Mancha (Apoclam): http://www.familias.apoclam.org/el-estudio-en-bachillerato.html