Concello y vecinos de Ordes han sido premiados por la Consellería de Medio Ambiente por su defensa del paisaje y de su patrimonio natural. Por lo tanto procede darles la más sincera enhorabuena, pero ello no quita que la noticia constituye toda una sorpresa.
Sería muy de agradecer que la Xunta explicara con detalle las sin duda justas razones de ese galardón -una bandera verde simbólica-, porque resulta difícil atisbarlas desde fuera. Excepto, claro, que el Gobierno gallego esté recompensando y dando ánimos a aquellos valientes vecinos -desde luego, no son pocos- que se oponen con fuerza a la barbaridad que significa la proyectada instalación de un parque eólico en pleno Camino Inglés, el cual no les dejaría beneficio alguno y sí una enorme y salvaje dentellada en su paisaje y patrimonio natural. Pero en fin, parece dudoso que el premio sea para esos protestones que quieren mantener impoluto su entorno y defender sus explotaciones ganaderas y silvícolas.
Porque plantaciones de carballos o castiñeiros, o recuperación de viejos caminos tradicionales, no parece haber, o al menos si existen habrá que rebuscarlos con más suerte que la que el firmante ha tenido hasta ahora.
¿Y el Concello? Seguro que algo habrá hecho, pero también sería buena idea que lo explicara al común de los mortales. Y obviamente no hay que ser mal pensados -vicio nacional- y creer que como la Xunta lleva media docena de años apuntalando al alcalde de Ordes por razones políticas este premio vaya en la misma relación de favores.
Así que enhorabuena a ese concello y a sus habitantes, incluida la legión que se opone a los molinos eólicos. Pero siempre queda la duda de por qué a Ordes sí pero a otros no.