Más eólicos

Cristóbal Ramírez

A BAÑA

03 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde fuera da la impresión de que el vecindario de A Baña está radicalmente en contra de ese enésimo parque eólico que se quiere poner en Galicia. Lo de enésimo suena exagerado, pero que haya centenares (¿miles?) de molinos de viento aprobados o en trámite de estarlo es para preocuparse.

Históricamente, ni la clase política ni la gente de a pie quisieron saber nada de definir el país. Todo el mundo sabe a qué se dedica Suiza, o Islandia, o Noruega, o las islas Feroe, o China, o Japón… Y nadie sabe a qué se dedica Galicia.

Pues depende. A un poco de todo. Somos pesca, pero en descenso. Somos leche, pero produciendo a precios más altos que Alemania o Francia. Somos astilleros, pero mejor no mentar al diablo (no por los astilleros en sí, sino por su eterna crisis). O sea, no somos nada. O mejor dicho, sí, somos Inditex, menos mal, porque la otra multinacional que teníamos, pequeñita pero digna, acabó siendo un fraude y se llamaba Pescanova. Porque oiga, Citroën es francesa, no gallega.

Y ahora le toca el turno a la energía eólica y nos arrasa el país, las montañas, las mámoas, el paisaje y, claro, el turismo. Porque en la breve relación anterior nos faltaba el Camino de Santiago, con centenares de gallegos empeñados en hundirlo a golpe de parvadas como decir que el falso itinerario desde Corrubedo es tan importante como el auténtico Francés desde O Cebreiro. Piedras al propio tejado.

Así que los vecinos de A Baña -que cuentan con mi solidaridad- lo tienen crudo. La dinámica histórica del «ti vai facendo» se ha convertido en cáncer. Y siempre hay alguna empresa voluntaria en hacer negocio a costa del viento ajeno. Pero, desde luego, no se debe rendir la posición sin lucha.