Las mujeres menores de 30 años son las que más violaciones sufren
15 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Lo peor del último balance de criminalidad de Ministerio de Interior (enero a septiembre de este año) es el aumento de los casos registrados contra la libertad sexual. En ese período de tiempo se produjeron en la provincia de A Coruña 238, mientras que en el mismo período del año pasado fueron 218, Sobre las agresiones sexuales con penetración. De 47 en el 2024 a 53 en el 2025. El resto de contra la libertad sexual también aumentaron. De 171 a 185.
De manera puntual —no existen estadísticas del número de mujeres víctimas de la sumisión química en la provincia—, la macroencuesta de violencia contra la mujer en todo el país señala que el 1 % de las españolas de 16 o más años (el total es de 220.194) han sido violadas cuando estaban bajo los efectos del alcohol o las drogas. Este delito, que ha aumentado también en Galicia en los últimos años.
Las mujeres menores de 30 años casi son mayoría en el sector de víctimas de abusos sexuales con mediación de sustancias. La que más se usa es la escopolamina, conocida popularmente como burundanga, pero también las benzodiacepinas, la ketamina, el fentanilo, los barbitúricos, el éxtasis líquido, los opioides o el LSD. En Galicia, en diciembre del 2021, nació en el Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) el primer protocolo para casos de sospecha de sumisión química, pionero en la comunidad y casi en España.
Pero es una agresión que cada vez se ve más en todos los hospitales. El médico Agustín Fernández Paz detalla que las víctimas «pueden padecer amnesia total o parcial, flashbacks o sensaciones de haber mantenido relaciones. Otros efectos son la somnolencia, confusión, náuseas, una resaca desproporcionada, desinhibición, agitación psicomotriz, alucinaciones o alteración del lenguaje».
El especialista recuerda que es importante acudir ante la mínima sospecha, y que no se deben dejar pasar más de tres días sin ir al hospital, porque las sustancias se detectan en sangre hasta un máximo de 48 horas, y en orina hasta 96. «El tiempo juega en nuestra contra», advierte, a la vez que resalta la importancia de no cambiarse de ropa ni ducharse para no eliminar restos de ADN.
Los procesos judiciales por este delito conllevan penas que pueden ser de hasta 12 años de prisión, aunque aumentan a 15 si se incurre en agravantes como violación, violencia extrema, trato degradante o si existe un vínculo sentimental entre acusado y víctima.