En Fitur

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

29 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Fitur, la Feria Internacional de Turismo que se clausuró ayer en Madrid, es una casa de locos, pero una casa de locos en la que hay que estar. Al menos si eres una comunidad autónoma. De forma que Galicia estuvo, faltaría más, y con un stand no ampuloso en absoluto si bien elegante. Incluso podría decirse que con un toque minimalista. O nórdico, si entendemos por tal la funcionalidad. Como siempre, hubo presentación tras presentación, unas aburridas, otras interesantes. En eso no nos distinguimos.

En lo que sí pusimos una nota de distinción fue en la atmósfera. Por supuesto que en todas partes abundaban las sonrisas, pero no en todas partes tienen elecciones a la vuelta de la esquina.

Ese es el plus: a punto de empezar una campaña a cara de perro, por allí andaba Nava Castro (PP), ex directora de Turismo de Galicia, que parecía la mujer más popular y solicitada de Fitur. Y con ella, relajado y mostrando buen rollito, Xosé Regueira (BNG), vicepresidente de la Diputación coruñesa.

La alcaldesa de Muros (BNG) tenía palabras cordiales para el representante político de la Xunta presente, y Antonio Leira (PSOE) confraternizaba con unos y otros, demostrando que el interés común está por encima —muy por encima— del interés partidista, igual que hacía el ex alcalde orosino Manuel Mirás (PSOE).

Y con ellos, repartiendo abrazos, besos y más sonrisas, Xosé Manuel Merelles, que cesó recientemente como director de Turismo de Galicia para presentarse por el PP a las elecciones en su Ourense natal. Su cordialidad no fue una sorpresa: su buen carácter es conocido y reconocido.

Ese es el espíritu constructivo y conciliador que necesita este país desde el día siguiente a las elecciones.