Los árboles no dejan ver el bosque. En Santiago al menos, donde en estos momentos existe tanta oferta cultural que la presencia de personajes de primera línea (que no solo tienen mucho que decir, sino que a veces es una oportunidad única para hablar con ellos) constituye casi una rutina. Y no, no son esos ni esas influencers de todo a cien que compran seguidores o likes en cualquier web.
Viene la reflexión a cuento, con tono de cierta tristeza, porque la semana pasada estuvo en la ciudad durante 48 horas Anne Bailey, profesora de Oxford y considerada número uno en el análisis del fortísimo resurgir de las peregrinaciones en su país. Además, reconocida historiadora que investiga sobre una ruta de devoción que, a su vez, forma parte del Camino Inglés: la de St. Fridesway.
Fue recibida por el deán, interesado en el fenómeno que está sucediendo en Gran Bretaña, y luego la profesora Bailey dio una magnífica conferencia en el Instituto Padre Sarmiento. Ignoro si al Padre Sarmiento le interesa llenar la sala o si no quiere publicidad vacua y prefiere que solo vaya un puñado de personas realmente interesadas: acudimos muy poca gente.
La intervención se transmitió por zoom, pero cabe preguntarse, en cualquier caso, dónde están los alumnos de Historia. Porque si me dicen que no fueron porque la conferencia era en inglés, entonces sí que es para tirarse de los pelos hasta arrancárselos. O para rasgarse las vestiduras, como prefieran. Y es que si la tropa juvenil, los que quieran o no tienen que tomar el relevo, no hablan la lengua franca del siglo XXI, entonces sí que apaga y vámonos. O igual es que en este país se ha inventado algo llamado Samaín y lo primero era lo primero.