S—¿Por qué fallan las entrevistas?
—Creo que por dos motivos. Hay una falta de recursos en algunas empresas que es natural porque una compañía pequeña no puede tener un departamento de Recursos Humanos y un especialista en entrevistas. La segunda explicación es que estas entrevistas son recientes. Todos creemos que podemos hacer una entrevista, pregunto cuatro cosas y listo. Pero la cuestión no es esa. Usted puede preguntar algunas cosas y sobre esa base tiene que pronosticar como será su desempeño laboral dentro de un año o cinco. Necesitamos estas nuevas entrevistas, que se han ido desarrollando en los últimos 15 años, pero aún tienen que pasar al tejido productivo. Cada vez se utilizan más, sobre todo en las compañías más grandes, pero todavía falta para que pasen a las más pequeñas. Hay gente más formada, como es el caso de nuestra facultad, pero estamos empezando.
—¿Qué efectividad tienen?
—Las entrevistas estructuradas son altísimamente eficaces, más de seis veces más potentes. Pero no solamente eso, son pocos los métodos alternativos que tienen una validez semejante.
—¿Podrían fallar?
—Siempre existe la posibilidad de un falso positivo, ¿qué ocurre? Que cuando se hace una selección de personal técnicamente correcta, la entrevista va a ser uno de los métodos, no el único. Las posibilidades de un error con una combinación de métodos, que incluyan inteligencia cognitiva, medidas de personalidad o test de conocimientos, son menores al 1 %.
—Cuál es el futuro de la disciplina?
—Vemos avances tecnológicos, tanto en términos de medida y cuantificación, como en el uso de nuevas tecnologías. Esa es una de las partes. La otra cuestión tiene que ver con lo que llamamos el job crafting. Usted es periodista y como usted hay otros que hacen trabajos semejantes, pero no son iguales. No es que uno sea mejor, sino que el trabajo en sí no es igual, porque parte del trabajo lo define usted. Tampoco hay dos profesores iguales aunque la materia sea la misma. Necesitamos estudiar estas adaptaciones de los puestos de trabajo. Y la tercera gran dimensión es el desarrollo de explicaciones. Somos capaces de hacer predicciones, pero necesitamos ir más allá. En los próximos años también habrá una evolución importante en la explicación de las conductas laborales que se pueden dar en un trabajo.
uperado el período de lo que tradicionalmente se consideraban los cien días de gracia del gobierno, y que estos tiempos de perpetua precampaña han convertido en una antigualla del calibre de aquel toro que vislumbraba el salón desde la atalaya del televisor, parece oportuno repasar algunos hitos de este arranque de mandato en Raxoi. Y uno se queda con dos, por la trascendencia que se les supone para las intenciones del nuevo gobierno y las herramientas de gestión con que se arma para tratar de llevarlas a cabo. La primera comparecencia clave la protagonizó el concejal de Facenda para despedir agosto. Manuel César puso negro sobre blanco, entre otros conceptos, la raquítica ejecución presupuestaria del Concello durante el primer semestre del año, la abultada rémora de las facturas pendientes de liquidar a los proveedores y el elevado porcentaje de los ingresos municipales que Raxoi destinan a pagar las nóminas de sus trabajadores. Fue aquel un ejercicio de transparencia sobre la gestión heredada, una forma de compartir con los ciudadanos lo que los nuevos administradores parecían haber encontrado en una caja de zapatos al fondo de la buhardilla. Y el segundo momento llegó esta semana, con el anuncio de la nueva reorganización del Concello que se traduce en un incremento notable del número de asesores del gobierno municipal y la duplicación de los altos cargos por el decreto firmado por Goretti Sanmartín para habilitar cinco nuevas direcciones de área en Raxoi. Todo eso tiene un coste para las arcas municipales, lo que es tan obvio como la necesidad de un bipartito que suma 8 concejales de los 25 concejales del pleno de nutrirse para poder gestionar. Y aunque por los cálculos que están saliendo a la luz el importe de esa factura no será precisamente liviano, podrá considerarse bien invertido si el concejal de Facenda comparece el próximo 31 de agosto con una sonrisa y desgrana unas cifras de los 12 primeros meses de gestión del actual gobierno muy distintas a las que desgranó hace cinco semanas. Él mismo se impuso este reto cuando cifró en un 20,74 % el índice de ejecución presupuestaria del Concello hasta junio. Queda mucho que pedalear por delante.