Leiceaga también renuncia y los socialistas se quedan en diez días sin Bugallo y su número 3

r. martínez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Sandra Alonso

El hasta ahora senador, el único de los electos que no formó parte del último gobierno, dice que el partido debe renovarse

07 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La debacle socialista en Santiago el pasado 28M se ha cobrado su segunda dimisión. El concejal electo Xaquín Fernández Leiceaga no tomará posesión de su acta el día 17. Coordinador del programa electoral socialista, el que estaba llamado a ser el hombre fuerte en la frustrada revalidación de la alcaldía por parte de Sánchez Bugallo ha decidido dar un paso atrás y dejar la política municipal antes de entrar de nuevo en ella. Ya fue concejal entre 1999 y 2007: los primeros cuatro años con el BNG y los otros ya en las filas socialistas, en las que permanece desde entonces con distintos grados de responsabilidad. De hecho, presidió el PSdeG entre el 2017 y el 2021 y fue su portavoz parlamentario, además de candidato a la Xunta en el 2016.

Llamado por Bugallo para ocupar el número 3 de su candidatura, al igual que aquel, Leiceaga ha renunciado a su acta después de una derrota en las urnas a la que no quiso poner paños calientes. Estas dejaron claro el «cansanzo» en la ciudad «por unha forma de gobernar, basicamente», dijo, y entiende que después de esa «forma tan dramática de expresarse en termos de caída de votos e de concelleiros», se impone una renovación «a fondo» del proyecto socialista a nivel político y personal, reflexionó. Leiceaga sostiene que no es suficiente con que Sánchez Bugallo asumiese la responsabilidad de la derrota y el mismo día de las elecciones renunciase a liderar la formación. Esa responsabilidad «ten que ir máis alá».

Y él ha decidido asumirla también personalmente porque, pese a no haber estado en el gobierno que ahora concluye, ni haber tenido «excesivo» protagonismo en la campaña, sí ha formado parte, dijo, «deste proxecto, dunha forma ou doutra», desde hace más de veinte años. Y, con esos resultados, cree importante «que os que estivemos, dun xeito ou doutro, en primeira liña, deamos un paso ao lado e deixemos paso a novas persoas que poidan protagonizar o agora, pero tamén o futuro». Ve gente comprometida entre los que vienen atrás y defiende que hay que facilitarles el camino.

Tampoco aspira al Senado

Leiceaga proclamó que «é necesario que emerxan novos liderados no partido» y, para eso, dijo, es necesario también «que exista un grupo municipal que funcione plenamente». Y para «facilitar todo iso» ha decidido dar un paso atrás, expuso en una comparecencia pública en la que, pese a su discurso regenerativo, evitó entrar en consideraciones de si sus compañeros electos, que sí formaron parte del último gobierno, deberían seguir ese mismo camino. «Cada un ten que facer a súa propia reflexión e eu non quero facela por outros», pero dentro de 4 años, cuando tenga 66, no se ve como «unha boa percha sobre a que deba pivotar esa renovación», y más cuando ve capacidad en la continuidad de la lista. Su marcha da paso ahora en Raxoi a la enfermera Marta Álvarez Vázquez.

Electo también en el 2011, Leiceaga ya no tomó posesión entonces del acta de concejal. La incompatibilidad de cargos en el PSdeG le obligó a escoger entre el Concello y el Parlamento gallego, en el que tenía escaño. Entonces, los socialistas no tuvieron oportunidad de ocupar la alcaldía tampoco. Fue el mandato en que se la arrebató Conde Roa.

El hasta ahora senador por designación autonómica ha solicitado ya su reingreso en la USC, donde es profesor de Economía. De momento hace un alto en su vida política. En la institucional, precisa. No aspira de nuevo al Senado. «Non estou nesa carreira», dijo al preguntársele por las expectativas de Bugallo y Mirás. Del primero, le sorprendió que se postulase «dadas as súas manifestacións previas de que non quería prolongar a súa carreira política, pero seguro que hai razóns que el coñece» para hacerlo.

Rosón elude valorar la situación del grupo, donde pervive la división

Mercedes Rosón, la número dos de la candidatura de Bugallo, declinó ayer valorar la marcha de Leiceaga y la situación en que queda el grupo socialista después de la renuncia en diez días de su alcaldable, y regidor en funciones, Xosé Sánchez Bugallo, y de quien estaba llamado a ser su mano derecha en el gobierno que pretendían revalidar y que las urnas le negaron al dejarlos sin 4 de sus 10 concejales y situarlos en un empate técnico con el BNG, aunque con mil votos más a favor de Goretti Sanmartín. Para Rosón, ayer no era el momento, vino a decir cuando se le preguntó en una rueda de prensa, una de las últimas como responsable del área de cultura.

Los socialistas dejarán el gobierno el día 17. Y si vuelven a él en este mandato será en una coalición con Goretti Sanmartín al frente. De hecho, el jueves retomarán los contactos para explorar las posibilidades de un acuerdo por el que el PSOE, en cualquier caso, no demuestra mucha prisa. Leiceaga ya no estará presente. Formaba parte de la comisión que lleva esos contactos y de la que Rosón es la cabeza visible, en su calidad de número dos de la candidatura, aunque, tras la marcha de Bugallo, nada hay decidido todavía sobre el liderazgo del nuevo grupo, en el que pervive la división en dos bloques. El partido habrá de elegir portavoz tras la constitución de la nueva corporación. Pero antes habrá de constituir su propia gestora, ante la renuncia de Bugallo a la dirección local, que dejará el día 16, el mismo día en que se despedirá de Raxoi.