La Casa

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

19 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Vuelve con las elecciones, como volvió en las anteriores, y en las anteriores de las anteriores, y ya antes de esas. De hecho, se ha convertido, mucho más que búsqueda de solución a un problema enquistado en el corazón de la ciudad, en una metáfora de la propia ciudad, de la ciudad que queremos todos, de la que proponen unos y de la que proponen otros. Combate ideológico aplicado al futuro de Compostela. Es lícito, y tal vez es lo más sencillo, pensar que para que la ciudad avance es necesario demoler, que no hay lugar para la integración de lo que incordia, lo que por continente, por contenido o por ambos, molesta. Pero también lo es, y tal vez un reto más complejo y meritorio, intentar reconducir, reconvertir, para conseguir los mismos objetivos sin hacer tabla rasa del pasado, sino manteniendo lo aprovechable de este como una fortaleza de futuro. Los hechos sobre los que se sustenta esta dicotomía, elevada a metáfora de la Compostela del futuro que ideamos, se refieren a un dilema tan profano, o tal vez no, como el planteado ya como una de las pugnas más sobresalientes de la precampaña electoral: ¿Es necesario demoler la Casa da Xuventude? El polémico edificio rosado de la Praza do Matadoiro fue un proyecto encargado en 1984 al arquitecto Severino González. Fue en su momento un signo de modernidad, en la entrada del casco monumental, que no ha resistido bien el paso del tiempo, pero que seguramente fue necesario para entender que Compostela necesitaba otra arquitectura que no fuese rompedora, de contraste, sino dialogante y armoniosa con su alma histórica, como más tarde demostraría Siza a pocos metros de allí. Pero la casa rosada también nació con un propósito, proteger de la especulación la vaguada de Belvís. Sin duda, la mejor fachada de la Praza do Matadoiro es verde, no rosada ni pétrea, y la mejor conexión —peatonal, solo peatonal— del centro histórico con Belvís, la que derriba esa barrera que fue moderna y degeneró con el paso del tiempo. Ahora bien, ¿no vale la pena explorar las alternativas a la piqueta si hay una posibilidad cierta de despejar el paso a Belvís tras el desembarco de Chipperfield en un inmueble colindante y recuperar la Casa da Xuventude para uso público? Cuando estén, estos días, todos los datos sobre la mesa, tendremos la respuesta.