Al compás de don Alejandro

Rivera Mozan EL ESCÁNER

SANTIAGO

EddY Kelele

12 feb 2023 . Actualizado a las 00:51 h.

Parafraseando a Rigoberta Bandini y su ya mítica frase que reza aquello de «al puro estilo Delacroix», podríamos decir que el Girona fue durante los dos primeros cuartos absolutamente fiel al más puro estilo de don Alejandro, sobre todo en defensa. Una retaguardia en la que hay constantemente diez pies activos, una presión asfixiante al balón, muy buenas posiciones defensivas y contestaciones por sistema de las primeras líneas de pase. Todo ello se traduce en provocar errores al rival cada dos por tres a la hora de pasarse el balón y en tener siempre la zona totalmente colapsada, concediendo tiros de tres puntos con cierta facilidad.

Destacable la insistencia del Obradoiro en el primer cuarto para ir y estar en el rebote de ataque, el cual se convirtió en una fuente de anotación importante, y una muy buena rotación del balón y selección de tiro contra la defensa de «el siguiente» del bloqueo directo del equipo catalán, amén de los tiros de tres de Robertson, sin duda jugador en el top cinco de la liga tirando tras bote, y de los hermanos Scrubb. Pero aparecieron Kameron Taylor y el Girona en general, poniendo en práctica las artes alejandrinas, ahora en ataque, con contras fulgurantes y una sencillez en aspectos básicos perfectamente ejecutados que permitieron a los locales dar la vuelta al marcador.

Ya en el tercer cuarto Girona llevó a su máxima expresión el juego a campo abierto, haciendo correr el balón y a sus jugadores grandes, los llamados tráileres de antaño, castigando el aro rival en los ocho primeros segundos de posesión con un porcentaje de éxito absoluto, ya que en ese período de la posesión las defensas no están aún formadas ni organizadas. Y quien empezó a ir a remolque fue el Obra, incapaz de parar a los gerundenses. Comenzó un último cuarto en el cual se hacia notar ese ruido tan característico de las zapatillas al rozar el parque, señal de que los jugadores de Girona seguían súper activados sobre la pista, sea en ataque y, sobre todo, en defensa, provocando demasiadas pérdidas del balón de un errático Obradoiro, que no acertaba ni los tiros abiertos generados con buena circulación. Sin embargo, ya se sabe aquello de los estados de ánimo y el equipo local se estaba gustando, duplicando todos y cada uno de sus jugadores sus esfuerzos e intensidad sobre la pista y en el marcador.

Merecido descanso ahora para los nuestros y que levante la mano el primero que hubiera dicho al principio de la temporada que íbamos a llegar al parón de la Copa con la permanencia en el bolsillo. Incluso en las noches malas hay que valorar lo logrado.