Perversiones

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

05 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Que la proximidad de las citas con las urnas emponzoña hasta el límite las ya de por sí tensas relaciones entre gobiernos y oposiciones en todas las administraciones, hiperdeficitarias en diálogo y consensos en bien de los ciudadanos, es una evidencia que, por serlo, hay ocasiones que conviene subrayar por si alguien se despista y cree que el elector administrado, además de sufrido, es un cegato que no las ve venir ni toma nota de lo que pasa, ya sea para decidir su voto o bien para mandar todo al carajo, harto del ejercicio perverso de nuestra maltratada democracia. Mucho de esto hay en dos de los asuntos, de muy distinto signo, que centran el interés en Santiago estas semanas. Por supuesto, el más virulento es el caso Pichel, con connotaciones en el gobierno local que oscilan desde la reiterada y clamorosa negligencia hasta la corrupción descarada, sin que todavía sepamos en qué punto de esta gradación se quedará este asunto que deja perplejos, y así se puede percibir en la calle, a todo compostelano de bien, lo que incluye a los más incondicionales simpatizantes socialistas. Y no es que las explicaciones del alcalde y miembros del gobierno hayan clarificado las cosas, sino que a cada explicación, más perplejidad, porque una de dos: o se trata de ocultar las verdades últimas o este asunto ha sacado los colores a un gobierno deficitario en gestión, roto y a la deriva. Meter a la Fiscalía por medio tiene importancia relativa. Aquí deberían primar, en primera instancia, las responsabilidades políticas —¿basta la dimisión de Pichel?—, que las penales veremos si las hay y no va a ser inminente. El ejecutivo local no debería olvidar que por cometer errores y por no saber, tuvo que dimitir una junta de gobierno en el 2014. El segundo ejemplo en candelero también duele, y mucho, porque desquicia todos los días a miles de personas que intentan acceder al Clínico y no tienen un simple espacio donde aparcar el coche, ni pagando. La advertencia del conselleiro al alcalde echándole en cara que el Concello aporta poco para solucionar el gravísimo problema, parece un argumento más de una maniobra de distracción, como remitirse a un estudio de movilidad de conclusiones evidentes sin concretar plazos ni nada. No vaya a ser que el demorado diálogo de Rueda y Bugallo vaya a dar aire a un alcalde en horas bajas. Lamentable.