«Xa non hai pisos para 4 por 600 euros»

iria ramos / i. c. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Los universitarios acuden en masa a las inmobiliarias de Santiago con la esperanza de hacerse con una vivienda para el próximo curso, obligados a invertir un 40 % más que hace dos años porque falta oferta

09 jul 2022 . Actualizado a las 00:49 h.

La subida generalizada del alquiler en Santiago ha provocado que cientos de jóvenes estudiantes que buscan piso de cara al curso que viene se agolpen a diario en la puerta de las oficinas inmobiliarias de la ciudad para intentar hacerse con las viviendas que posean la mejor relación calidad-precio. El alza de las mensualidades llega a alcanzar los 120 euros en función de la ubicación y de las características concretas de cada inmueble, y el 40 % respecto a dos cursos atrás. La principal causa es la falta de oferta. De hecho, el mercado del alquiler en Santiago «xa se viña colapsando e sendo un pouco caos dende hai catro anos», señala Vicente Martínez, secretario de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin), aunque con la aparición de la pandemia, la demanda bajó y la tensión se relajó.

Sin embargo, la retirada de las medidas de contención del covid-19 ha hecho que la situación haya regresado a la tendencia previa de manera abrupta. Por otra parte, el auge de los pisos turísticos, que según estimaciones del Concello y de los responsables de Agalin podrían estar ocupando ya más del 50 % de la bolsa de viviendas en alquiler de la zona vieja, ha contribuido a mermar la oferta, si bien no ha sido la causa determinante de la escasez de alquiler tradicional, al menos no en el Ensanche. «É outra gotiña, pero non é a principal», aclara el secretario de Agalin.

Es precisamente en el corazón del Ensanche donde se han registrado las subidas más altas, al ser el distrito más demandado por los estudiantes debido a su amplia oferta de ocio y servicios. «As zonas máis caras son as da Praza Roxa e da Praza de Vigo, e as rúas que as arrodean como Santiago de Chile, República Arxentina, Fernando III, República do Salvador ou San Pedro de Mezonzo», expone Vicente Martínez. En ellas, la cifra del aumento supera con facilidad los cien euros por vivienda.

La inflación ha jugado igualmente un papel importante en la subida, puesto que ha provocado el incremento de entre un 7 % y hasta más del 10 % del precio de algunos pisos, especialmente los de mayor demanda. Además, según fuentes del sector inmobiliario, los propietarios habrían podido aprovecharse de las informaciones sobre la falta de oferta para subir los alquileres.

Mientras, los universitarios siguen enfrentándose a la búsqueda de piso en el contexto de un mercado inmobiliario colapsado y encarecido con respecto a los últimos años. La estudiante Noa Iglesias relata cómo perdió con sus compañeras un apartamento cuya oferta habían encontrado en un conocido buscador inmobiliario: «Fomos ao portal e xa se alugara. En dúas horas!», señala la joven. En la misma línea, Mari Durán y Azucena García, madres de dos estudiantes que vivirán juntos el próximo año, se quejan de las actuales dinámicas del mercado: «A ti paréceche normal que entremos na primeira axencia ás 10.00 e que ás 10.30 xa non teñamos pisos para mirar?». Durante la búsqueda, ambas se encontraron con pisos en mal estado puestos en alquiler por un precio que a su juicio no se correspondía con la realidad del inmueble. «Non todo vale», protestan las dos.

Santiago López y sus compañeras de piso aumentaron el presupuesto que tenían previsto para la búsqueda hasta los 850 euros. «Xa non atopas pisos de catro habitacións por 600 euros», señala López comparando la situación actual con la que vivió hace dos años. Como otros estudiantes, ellos también se han encontrado con pisos en malas condiciones que esperaban hallar mejor cuidados a juzgar por el precio que por ellos se pide: «Vimos unha parede negra do mofo», recuerda el joven.

Los estudiantes se resignan

«Al ser joven piensan que eres irresponsable», lamenta Leandro Sarotti, que pone el acento en las dificultades con las que generalmente se topan las personas de su edad para encontrar una vivienda en alquiler. «No les vale una nómina a media jornada, pero si aparece una pareja en la que los dos cobran mil euros, sí que se lo dan», expone Sarotti.

En este contexto, también hay quien decide no cambiar de aires. Es el caso de Pedro Maseda y de sus compañeras de piso, que pese a las subidas paulatinas de 25 y de 50 euros que les han ido implantando en la mensualidad, prefieren renovar el contrato «por non buscar», explica el estudiante, conscientes de las circunstancias del mercado.