La foto que revela Sondaxe permite extraer unas conclusiones sólidas aunque en sus matices en absoluto inamovibles a un año de las elecciones municipales. La principal es que la mayoría de centroizquierda e izquierda permitirá que Bugallo gobierne cuatro años más, incluso pudiendo elegir pareja de baile (Compostela Aberta o BNG) para la hipotética formación de un gobierno de coalición. Los matices: ¿El crecimiento del BNG llegará, con Goretti, a igualar el techo histórico de Encarna y lo hará sin provocar el hundimiento de CA? ¿El retroceso del PP será de mínimo histórico o este suelo es producto de una transición tardía y con una bicefalia partido-grupo municipal que sitúa a Borja, candidato aún insuficientemente conocido, en una situación hoy comprometida pero con margen de mejora? ¿Podrá Bugallo frenar e incluso remontar el desgaste asociado a una gestión de escasos logros brillantes y marcada por la pandemia? Estos matices pueden modificar la intensidad del retrato, pero no lo cambiarán: Santiago sigue apostando por un Concello de centroizquierda y Bugallo no tiene rival que le haga sombra, 35 años después de estrenarse como concejal y 23 y medio como alcalde. Otra conclusión es que los compostelanos están, en general, satisfechos con su ciudad. Esta satisfacción es la segunda más alta en la Galicia urbana, pisando los talones a los que lo están más, que son los vigueses, pero Santiago aprueba en todos los aspectos valorados y es líder en seguridad y zonas verdes. Y esa, aunque mérito colectivo y no solo de los políticos, es una medalla que puede colgarse el gobierno local como primer responsable.