Un bicho nuevo cada dos años

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

12 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Vienen tiempos duros, nos dicen. Y uno entiende que serán todavía más difíciles. Vamos, que la distopía en la que hace ahora dos años nos sumergió la pandemia no solo no terminó, sino que se complica con un alocado giro de guion que ha disparado el desasosiego y la incertidumbre sobre cuál será el próximo golpe de timón y hacia dónde nos encaminamos. Tiempos duros. Lo mismo que nos contaron cuando nos recluyeron en casa y pararon la actividad productiva para tratar de espantar un virus que cambió el mundo. Ahora, sin librarnos de la sombra de un bicho hemos pasado a estar sometidos por otro. Una tragedia que deja en el pueblo que la sufre imágenes insoportables que olvidaremos mucho antes de lo que pensamos ­—somos así— y un vuelco en la economía de dimensiones impredecibles y para el que no hay vacuna que valga. La crisis energética que dispara la inflación y dinamita el poder adquisitivo de las familias ya está llevando a muchas empresas a paros en la producción que en algunos casos derivan en cierres. Más crisis, menos empleo. Y por ahí viene la dureza de este tiempo, de la que nos alertan como si el huracán nos pillara apurando mojitos en la tumbona. Menos mal que el prevengan llega acompañado del guiño de aliento a la tropa. Porque de esta también nos dicen que saldremos más fuertes. Qué duda cabe.