Durmiendo

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

22 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Santiago es una ciudad asediada por las obras. Lo está siendo este verano y lo será aún en mayor medida en el inicio del nuevo curso, cuando a los proyectos que llevan meses en marcha en Concheiros y la avenida de Lugo se sume la reforma del primer tramo de la rúa do Hórreo, por referir los de mayor calado urbano. Y todas son buenas noticias. Indican que la urbe se mueve, que accede a mejores infraestructuras y gana servicios. Pero también acarrean contratiempos. Una valla aquí o un andamio más allá no deberían moverle el humor a nadie, aunque la cosa se complica si las obras desbordan los plazos anunciados y su ejecución se dilata más allá de lo razonable. Y algo de esto sucede en las actuaciones aludidas más arriba. Por eso es comprensible el malestar de vecinos, comerciantes y hosteleros de Concheiros, que no divisan el final de su cautiverio entre zanjas. Y qué decir de los que cuentan los días para que máquinas y operarios abandonen el cruce de la avenida de Lugo, después de casi año y medio desde el inicio de unos trabajos que, por cierto, mantienen cortado al tráfico desde principios de julio el carril de subida. Son los peajes que hay que pagar por unas reformas que mejorarán zonas muy deterioradas de la ciudad y que, por descontado, llegarán a tiempo para la prórroga del Xacobeo en el 2022. Pero no por ello cabe poner paños calientes a las demoras. Porque con las obras sucede lo que cantaban Siniestro Total, pero al revés: solo estar durmiendo es peor que estar dormido. Apuren.