Esta chatarra tiene las horas contadas

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Todas las instituciones incumplen la nueva normativa de carteles de obras

08 feb 2021 . Actualizado a las 15:39 h.

¿Recuerdan el primer logotipo de la Xunta, aquel que tenía una equis muy grande? Se dejó de utilizar en el 2003, pero si quieren refrescar la memoria y compararlo con el actual pueden darse una vuelta por las carreteras de Negreira y en la parroquia de Aro, en apenas veinte metros, encontrarán tres paneles de obras que llevan ejecutadas años -dos décadas, en un caso- y que siguen aportando valiosa información en pesetas de cuánto se pagó por algo que probablemente ya esté obsoleto. Y también sabrán quién fue el ingeniero o arquitecto que puso su talento al servicio del pueblo, o cuál fue la empresa que ejecutó la obra, aunque probablemente ya no exista.

Ese es el panorama que se puede encontrar por toda Galicia y del que no se libra Santiago y su comarca cuando solo quedan doce días para que entren en vigor las Directrices da Paisaxe, un amplio documento impulsado precisamente por el Gobierno gallego que busca proteger el territorio a muchos niveles, también el estético, y que obliga a retirar cualquier elemento de esta naturaleza una vez haya finalizado la actuación o los fondos que la concibieron. La Xunta, de momento, incumple, pero no es la única institución que ha descuidado de una forma más o menos deliberada el paisaje visual a costa de mantener unos paneles que tienen más carga propagandística que informativa.

Hay más casos, claro. El propio presidente autonómico puso un ejemplo que le duele cuando presentó las medidas. Se refirió en concreto a la cartelería metálica que el Gobierno de España dejó plantada en los accesos a la Cidade da Cultura desde la AP-9, una obra que pagó el Ministerio de Fomento y que se inauguró hace exactamente dos años. En Belvís, la Xunta y el Concello de Santiago también comparten valla en la urbanización de protección autonómica que recibió fondos hace tres años para su rehabilitación y que, en su día, quiso ser un ejemplo urbanístico en materia de vivienda pública. El tablero está estratégicamente situado para que se pueda ver -que no leer- desde la avenida de Lugo.

El Ayuntamiento compostelano tampoco ha sido muy estricto a la hora de reclamar a las empresas que han ejecutado obras en su nombre para retirar una cartelería que habitualmente pagan las firmas privadas a mayor gloria de la institución promotora, que tiene la obligación de indicar la procedencia de los fondos, de ahí que también sea habitual encontrarse con el logotipo de la Unión Europea, sobre todo en el entorno rural y en obras de saneamiento o de recuperación natural.

Recomendación y obligación

Las Directrices da Paisaxe incluyen aspectos obligatorios, como el de la retirada de carteles caducados, pero también propone recomendaciones a la hora de actuar en el territorio. No quiere decir que una empresa que construya un puente se pueda saltar a la torera las sugerencias, sino que ahora tendrán que presentar un informe justificando o no la toma de determinadas decisiones estéticas. En materia de infraestructuras viarias, por ejemplo, también será obligatorio utilizar especies autóctonas para embellecer rotondas y viales.