De vuelta en la casilla de salida

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

09 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Estábamos avisados. La segunda ola de la pandemia que sufrimos después de un verano de evidente relajación daría paso a una tercera al salir del tobogán de las fiestas navideñas. Era una certeza, no una posibilidad. Las llamadas al sentidiño han pinchado de nuevo ante nuestra capacidad para autoconvencernos de que las desgracias les pasan a otros, rara vez a nosotros. Así que la tercera ola ya está aquí y su propagación es más veloz que la de la vacuna. Por eso la nueva vuelta de tuerca a algunas de las restricciones que desde finales de agosto machacan la actividad económica de Santiago es tan pertinente como el análisis del efecto de las decisiones adoptadas hasta ahora. Es el caso del cierre de la ciudad acordado para las fiestas, una medida con escasos réditos como dique para evitar un aumento de contagios en los municipios del área, como Ames o Teo, pero con una factura muy gravosa para el comercio y la hostelería compostelanos, privados de miles de clientes potenciales en una de las campañas de mayor actividad del año. Es una tecla que Bugallo pulsa con cautela, porque no hay recetas infalibles y la tesis de que ese cierre habría evitado un impacto del covid mucho mayor es difícilmente refutable. Lo cierto es que ahora se vuelve al modelo anterior de cierre conjunto. Pero hay otro factor a tener en cuenta, y es que la pandemia se ha extendido con los bares a medio gas y con la ciudad libre de universitarios, el otro colectivo que había sido señalado. Igual es aventurado insistir en situar el foco del problema en nuestros hábitos familiares, aunque parece que cada vez menos.