Madurez y equilibrio

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa EL PERISCOPIO

SANTIAGO

Amadeo Rey

07 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Compos que se está viendo esta temporada es el resultado de un proyecto que empezó hace cinco años con un plan de ruta bien definido. Desde el minuto uno es un equipo que siempre ha querido el balón, que busca la portería contraria, que trata de dominar a través de la posesión. Pero no es la suya una propuesta dogmática ni cerrada. Por eso ha sabido crecer, siempre sobre la base de lo que iba construyendo, añadiendo detalles y registros. Y está alcanzando un alto grado de madurez y equilibrio.

Lo que más le costó es afianzar el fútbol sin balón, porque la suya es una propuesta que asume riesgos. Jugar con un triángulo en el centro del campo como el que están integrando en las últimas jornadas Pablo Antas, Brais Abelenda y Bicho, los tres más constructores que destructores en su vocación, y con dos alas que dan mucho oxígeno por las bandas, casos de Miki y Juampa Barros, requiere atrevimiento, coordinación y compromiso. Y el equipo lo está acreditando. A los rivales les está costando pisar el área de Pato Guillén.

Pero este Compos también ha crecido en ataque. No se empecina solo en las combinaciones largas. Si puede contraatacar, contraataca. Y de vez en cuando también busca los pases largos, que bien ejecutados y leídos son el camino más rápido para superar líneas. Es un colectivo menos previsible.

En esta ocasión las buenas sensaciones se vieron acompañadas de goles y puntos. Esa es la línea, siempre que no pierda de vista que la igualdad en el grupo es máxima, que el formato de competición no permite despistes. Está en el buen camino.