Rock duro

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

SANTIAGO

07 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando pensábamos que esto no podía ir a más, Compostela intensifies. Para llenar los locales vacíos dela zona histórica, qué mejor que sacar del armario la chupa de cuero y a bailar. Que aunque en el Monte do Gozo hayan pensado que este año casi mejor dejarse de modernos y darle a todo un giro latino a golpe de reguetón y misoginia con influencias trap, aquí abajo, en la zona vieja, el futuro no podía ser de otra manera. Al abrigo de esta piedra plomiza siempre ha sido tendencia lo vintage. Melenas al viento, vaqueros rotos y un solo de guitarra espectacular. Más y más proyectos hosteleros, que el año que viene será el no va más. Pan para hoy, que mañana el turismo dirá. ¿Las obras? Siempre inclusivas. Lo que importa son los que van a venir de visita. Tranquilos, que después de la fiesta son los compostelanos los que las podrán aprovechar. Menos quejarse, que las reformas hacen mucha falta, o no está claro que con este nudo de comunicación los peregrinos no podían cruzar. Si es a mayor gloria del año único que está a punto de caramelo, ¿qué son unos atascos en la arteria principal? Más bares, más restaurantes, más excursiones, más tiendas de regalos, más visitas guiadas, más. Siempre más. Que se callen los agoreros que hablan de parques temáticos, de una pérdida de autenticidad. De que ya no vive nadie en estas calles estrechas donde antes brotaba en cada esquina la cháchara vecinal. Un poco más de rocanrol es lo que le hacía falta a esta ciudad. ¿O es que alguien echa de menos la Yago, la Galí y el Royal? Salen los teloneros de un concierto que ya veremos como se pagará. Rock duro era lo que hacía falta. Vaya genialidad.