«Santiago non sería o que é sen a Igrexa»

r.m. SANTIAGO / LA VOZ

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Bugallo celebra la vuelta a la tradición de la Ofrenda mientras Noriega tira de sarcasmo para cuestionarlo

27 jul 2019 . Actualizado a las 02:05 h.

Nuevo escenario, vuelta a la tradición y una más que sutil confrontación dialéctica sobre la participación de Raxoi en los actos religiosos. Esas fueron las claves ayer de la jornada institucional en torno al Día de Galicia, que en esta ocasión se salió en parte de la Praza do Obradoiro y obligó a desplegar medidas de seguridad también hasta la iglesia de San Martiño Pinario. Las obras de la Catedral hicieron inaccesible el templo apostólico para la Ofrenda a Santiago, a cuya vertiente religiosa se incorporó de nuevo el Concello.

Después de cuatro años de ausencia municipal en la Catedral y de renunciar desde Raxoi a asumir la delegación regia, Bugallo ha vuelto a la tradición que Compostela Aberta puso en jaque en el anterior mandato y contra cuya recuperación ha abierto una campaña en las redes sociales. Y la restauración del protagonismo municipal no pasó inadvertido, ni para los compostelanos que tuvieron ocasión de seguir el acto en el Obradoiro y durante el traslado de la comitiva civil hasta San Martiño Pinario, ni en el propio discurso del alcalde en su papel de delegado regio.

Por primera vez en cuatro años un alcalde volvió a pasar revista a las tropas que formaron en el Obradoiro delante de las autoridades civiles, entre las que se encontraban el presidente de la Xunta, el del Parlamento y el delegado del Gobierno, además de cargos militares, que se quedaron sin ver la exhibición de una unidad de paracaidistas. La lluvia deslució la parada, pero no condicionó el discurso con el que Bugallo celebraba la vuelta de la representación oficial de la ciudad a un acto en el que la tradición «non está reñida coa modernidade», dijo justo después de apuntar que Santiago, punto de acogida de peregrinos y visitantes muy diversos, es un ejemplo «claro de concordia» y la muestra de que «a diversidade cultural e relixiosa non está reñida coa convivencia». Ausente en esta ocasión en el Obradoiro, Noriega se hizo virtualmente presente en la agenda institucional a través de las redes sociales. «Todo en orde», decía en un lacónico twitter acompañado de dos imágenes: del oficio religioso y de Bugallo en revista a las tropas. Como alcalde, Noriega asistió siempre al acto del Obradoiro, pero no pasó nunca revista, una función del delegado regio, que él no asumió nunca por petición expresa al rey.

Y Bugallo no tuvo reparo en reiterar en el Libro de Honra de Raxoi su satisfacción «por ser novamente delegado» y «recuperar a presenza» en un acto con 400 años de historia, tras apuntar en la Ofrenda que «Santiago non sería o que é sen a súa Igrexa». La máxima representante local en el acto fue Mercedes Rosón, como alcaldesa en funciones, pues Bugallo estaba como delegado regio.