Luna

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor ENTRE LÍNEAS

SANTIAGO

17 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace medio siglo que el Apolo 11 despegó de La Tierra con rumbo a la Luna. Cuatro días después, llegaba a la superficie del satélite y la humanidad culminaba su mayor epopeya tras el descubrimiento de América. Llegar a la Luna fue la mayor aventura colectiva jamás vivida e hizo que los niños de los años 70, de cualquier país o continente, contestásemos solo dos cosas cuando nos preguntaban qué queríamos ser de mayores: futbolista y astronauta. Cincuenta años después, el mundo se ha marcado como objetivo reverdecer aquellos laureles y volver a conquistar el espacio con la vista puesta en pisar de nuevo nuestro satélite y llegar esta vez aún más lejos para posarnos en Marte. Cuando imagino el futuro, algunas de las cosas que mi mente evoca me parecen maravillosas. Otras, me asustan, porque creo que esa conquista del espacio esconde la necesidad de buscar otros mundos en los que habitar ante el inminente colapso de nuestro planeta azul. Estos días, un programa televisivo entrevistaba al ministro de Ciencia, Pedro Duque, que fue también el primer astronauta español, que decía algo muy interesante: la Tierra es nuestra nave espacial y nuestra principal misión debe ser protegerla y evitar que la vida desaparezca de su faz. Solo así, conservando la que es nuestra casa, podremos afrontar el descomunal reto de explorar y conquistar el universo. El ser humano debe evolucionar. Debe abandonar esa cara depredadora que ha mostrado hasta nuestros tiempos. Debe comprender que no podemos pretender saltar de planeta en planeta consumiendo sus recursos. Solo así, este viaje que inició el Apolo 11 habrá merecido la pena.