Cree que el político compostelano que no se maneje bien en las redes sociales tendrá más difícil alcanzar la victoria
13 ene 2019 . Actualizado a las 12:32 h.A raíz de su participación en la Liga Nacional de Debate, que ganó dos años consecutivos, descubrió y demostró sus habilidades en la oratoria. Licenciado en Derecho, Santiago Martínez Suárez (Santiago, 1979) asesora a políticos a través de la empresa Eloqüencia. Trabajo no le falta.
-Las redes sociales fueron determinantes en las últimas campañas políticas. ¿Va a ser así en las municipales?
-Son determinantes desde hace años. Podemos poner su inicio como uno de los medios más influyentes, junto con la televisión, en la campaña de Obama del 2008. En España, quizás estas sean las elecciones municipales en las que, por el contexto sociológico y por el uso de las tecnologías por parte de un sector mayoritario de la población, las redes sociales van a ser también muy importantes.
-O sea, que los candidatos tendrán que estar ahí.
-Hace cuatro años me reía de los candidatos que activaban sus cuentas de Twitter y Facebook y al día siguiente de las elecciones las cerraban. Eso ha cambiado porque los candidatos ahora ya tienen cuentas personales, algunos al margen de la oficial.
-¿Llegó al debate municipal el mensaje visceral de la política en las redes sociales?
-Ese tipo de mensajes los habría igual sin redes, tiene mucho que ver con la educación. No se educa a los jóvenes como antes y mucha gente ya no sabe ni argumentar ni debatir. Las redes sociales están ayudando a generar debates y la gente tiene más acceso a la información política, pero la paradoja está en que sí se argumenta pero no se razona, no se manejan datos, no se contrasta...
-¿Va a haber fake news, noticias falsas, en las municipales?
-Que no quepa la menor duda.
-¿Es inevitable?
-Ahora nos llevamos las manos a la cabeza pero siempre estuvieron ahí. Desde que los griegos discutían en la plaza pública hay manipulación, se tergiversaba el mensaje y se acusaba falsamente a la gente. En la oratoria siempre lo hubo. Platón lo decía, veía en la oratoria y en la dialéctica un riesgo, una amenaza a la verdad, sabía que con el uso de la palabra se podía manipular a la gente. Las redes sociales son una prolongación de técnicas que en comunicación se llevan empleando desde hace más de 2.500 años, solo que ahora es en tiempo real y se llega a todo el mundo. ¿Cuál es la paradoja? Que el acceso se ha democratizado, pero a costa de una intoxicación de información, la gente no sabe discernir lo principal de lo accesorio ni lo real de lo falso y se genera mucho ruido para que lo importante quede diluido, a veces de manera deliberada.
-¿Va a ocurrir en las municipales?
-Ya ocurre en las grandes ciudades y aquí puede ocurrir por un exceso de información. Los excesos en las redes sociales los sufrimos todos y todos los días.
-¿Los candidatos de Santiago están preparados?
-Unos con más ventajas que otros. El actual alcalde maneja las redes sociales desde hace tiempo y sabe mezclar bien el uso personal y el político en sus cuentas. Es muy importante ser creativo, porque otros las usan como el boletín oficial del partido y no se trata de eso, hay que hacer atractivo el contenido. Noriega es muy hábil en eso.
-¿Para otros es una asignatura pendiente?
-En el caso de Bugallo, sí, aunque puso de número dos a Mercedes Rosón, que podría estar a la altura de Noriega. Necesita un equipo de gente que le lleve las redes, pero claro, no lo hará personalmente. En cambio, Agustín Hernández sí maneja las redes, tanto él como el partido, pero no saben generar contenidos, no estimulan a seguir, a compartir, a darle ‘Me gusta’.
-¿Ganará el que lo haga mejor?
-Hay otras cuestiones que importan, pero influye. Si no manejas bien las redes sociales tienes complicado ganar.
-¿Van a ser determinantes en las elecciones en Santiago?
-Sí, porque lo que se debata en las redes acabará debatiéndose en la prensa y en la radio. Cada vez más en las redacciones se acaba hablando de lo que sale en Twitter, las redes influyen en los medios tradicionales. Todo está en el smartphone, la campaña va a estar en el móvil.
«Los candidatos de Santiago tienen buen nivel en oratoria»
Como experto en oratoria, Santiago Martínez asesora a políticos. Admite que en ese sentido «los candidatos de Santiago tienen un buen nivel».
-¿Martiño Noriega?
-Es una persona hábil en el manejo de la oratoria, tiene un tono tranquilo y suele pensar bien el mensaje, no suele improvisar. Tiene un cierto dominio escénico que genera confianza y tiene lo que se llama el efecto halo, que te hace creer que es igual de resolutivo que cuando comunica. Es verdad que puede caer en la sobreactuación, no digo que intencionada, que puede generar una sensación de soberbia y prepotencia.
-¿Agustín Hernández?
-Mejoró con la experiencia y da buena imagen, pero distante, la forma en que comunica y su discurso es un poco frío. Refuerza su imagen de gestor, que es lo que querían transmitir, pero pierde la de ciudadano de a pie. Incluso en su forma de vestir.
-¿Xosé Sánchez Bugallo?
-Tendría que trabajar muchas cosas desde la oratoria: el tono de voz, las muletillas, el mensaje... Pero luego en las formas da sensación de cercanía, siempre jugó con la imagen de que no era un político impostado. Bien trabajado puede ser un valor.
-¿Goretti Sanmartín?
-Goretti habla muy bien, para su público objetivo transmite coherencia y hay una mimetización, pero a veces se acelera. Transmite cercanía cuando sonríe pero no lo suele hacer con frecuencia. Tiene dominio de los temas municipales y eso le da solvencia.
-¿Xoán Bascuas?
-Maneja bien las redes sociales y sabe usar la comunicación política. Es muy buen orador y tiene un gran dominio escénico, pero tiene que encontrar el beneficio singular percibido; es decir, qué me identifica a mí y me diferencia con los demás, y eso es complicado. Y al igual que Martiño Noriega también puede pecar de prepotente.
-¿María Vilas?
-Es una mujer joven, preparada, aunque su gran debilidad es su inexperiencia política, si bien esta puede ser también su virtud ya que puede verse más cercana si se muestra como una ciudadana de a pie frente a los llamados políticos profesionales.