Condenados a alquilar un párking

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

CENAMOR

Los trabajadores de los negocios del Ensanche son los principales damnificados de la nueva ORA, ya que solo les permite aparcar dos horas en la calle y les obliga a pagar garajes

06 ene 2019 . Actualizado a las 10:45 h.

Aparcar en el Ensanche nunca ha sido tarea sencilla. Ni con el viejo sistema de la ORA, cuando la gestionaba la empresa Setex Aparki, ni con el que acaba de implantar el gobierno local de Compostela Aberta (CA) al remunicipalizar el servicio y que fija en solo dos horas el límite del estacionamiento e impide volver a la misma zona en otras dos. La pretensión es favorecer la rotación, pero la realidad es que condena a los trabajadores de los negocios a no poder dejar su coche en la calle aunque encuentren sitio. Tendrían que salir a media jornada para cambiarlo, buscar plaza en otra área más lejana y regresar después desde allí caminando al trabajo. Inviable. El resultado es que cada cual se las compone como puede, pero la mayoría ha optado por alquilar plazas de párking.

Un aparcamiento privado no es barato. «Cuestan entre 80 y 150 euros al mes», explica el propietario de una conocida cafetería de República do Salvador. Él siempre ha tenido uno, pero es un lujo poco accesible para empleados con sueldos modestos, buena parte de ellos contratados a media jornada. «Tendrán que plantearse si les compensa venir a trabajar», añade.

Saraia Fernández es una de esas trabajadoras que no puede meterse en gastos. Desde que comenzó a trabajar en el Ensanche, como era tan difícil aparcar, optó por dejar el coche en el estacionamiento gratuito que hay en Pontepedriña, bajo las vías del tren. Y desde allí, va andando. «A veces también está lleno y tengo que irme hasta la zona de El Corte Inglés», señala. En caso de emergencia, cuando llueve mucho o llega tarde, usa un párking cercano que le cuesta cinco euros medio día y nueve la jornada completa. Una pequeña fortuna para ella. El nuevo sistema de la ORA le ha afectado más a su compañera. Ella era de las que prefería ir con tiempo al trabajo e intentar aparcar en la calle y ahora ya no puede.

Alquilar una plaza de garaje más apartada del centro y entre dos o más personas es otro recurso. Así lo ha hecho María Jesús Mariño, que trabaja en el Ensanche desde hace un año y medio. Cogió un párking en la zona del Campus Sur con su compañera de trabajo. «Como tenemos turnos distintos, nos arreglamos», asegura. Al estar en una zona más alejada, el precio es más económico, 60 euros, «así que pagamos treinta cada una y ya está», explica. De no tener este sistema no sabe cómo haría «porque dos horas no dan para nada y mucho menos si encima luego tienes que cambiar de zona», añade.

Transporte público mejorable

Ir al trabajo en autobús es otra alternativa. Es por la que optó Graciela Velasco, que ni tiene coche, ni carné ni piensa sacárselo. «Yo pago 26 euros al mes por la tarjeta del bus y me olvido», señala. Eso sí, cree que el transporte público compostelano «funciona fatal» y recuerda que cuando llegó a la ciudad tardó todo un año en entender el galimatías que para ella suponen «las líneas, los trayectos, las frecuencias, la mala señalización de las paradas y la aplicación del móvil, que directamente no funciona, porque dice que el bus va a llegar a una hora y nunca es así», se queja. Por ello, cuando hace buen tiempo opta por ir andando «y en quince o veinte minutos llegó aquí desde casa».

Caminar es otra opción si no se vive muy lejos. Es por la que ha optado Lucía Rúa, a la que la limitación de dos horas y el que no se pueda aparcar en la misma zona hasta pasadas otras dos más le parece «mal, sobre todo para los trabajadores, pero también para los clientes de los comercios». Para ella, era mejor el sistema anterior, que daba hasta cuatro horas de margen.

Delmiro Prieto, además de propietario de una óptica, es secretario de la asociación Santiago Centro. Él cree que el nuevo sistema es bueno porque favorece una mayor rotación, pero advierte que se tendrían que haber tomado medidas para que los trabajadores de los negocios del Ensanche tuviesen condiciones de mayor flexibilidad. También ve necesario dar más alternativas de acceso al Ensanche, lo que exigiría mejorar el transporte público en la ciudad.

«Esto nos afecta a todos, a los comerciantes y a los clientes»

Al frente de una de las carnicerías más reputadas de Santiago, Javier Ferro reflexiona sobre el nuevo sistema de la ORA vigente desde que Raxoi remunicipalizó el servicio sin dejar de preparar la carne para la venta al público. «Esto nos afecta a todos, tanto a los comerciantes del Ensanche como a nuestros clientes y es un problema, porque si no facilitan el aparcamiento la gente deja de venir y deja de comprar», advierte.

En su opinión es «un error» seguir eliminando plazas de estacionamiento en el Ensanche y le da la impresión de que «quieren hacer lo mismo que hicieron en su día en la zona vieja, que pusieron tantas dificultades que ahora ya nadie va a comprar allí». Ferro hace tiempo que paga un párking para evitarse las dificultades diarias de buscar una plaza en la calle, pero advierte que tampoco dos horas son suficientes para muchos clientes, porque vienen a hacer compras y recados y no pueden estar tan pendientes de la hora. «Algunos te hablan de esto y te explican y otros simplemente dejan de venir», se lamenta.