En el colegio

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

10 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El ámbito educativo ha concentrado dos noticias adversas esta semana. La demora en la instalación de la pasarela del CEIP Fontiñas ha obligado a los escolares de infantil a realizar bajo la lluvia el trayecto hacia el aula del edificio de primaria que hace las veces de comedor. La imagen de los padres de los pequeños acudiendo a cobijarlos bajo sus paraguas para realizar ese itinerario ha propiciado que el Concello actúe y anuncie que dará un empujón al proyecto. Aunque lo que no puede comprometer Raxoi es que la instalación vaya a evitar que los críos sufran las consecuencias de marchar a la intemperie hacia el comedor en las muchas mañanas lluviosas que le quedan por delante a este curso. Los despachos tienen sus tiempos y, por lo visto, no entienden de los niños y sus necesidades.

El otro foco de la semana se ha situado en un problema todavía más antiguo, el de los padres que amontonan sus vehículos en el acceso al colegio Pío XII. Que no buscan poner en peligro a ningún escolar es tan seguro como que la exigua vía que lleva al centro da para lo que da y que en esa zona, habitualmente huérfana de control alguno, se multiplican las situaciones de riesgo para los chavales. También aquí el Concello asume que el problema existe, como lo demuestra la presencia de la Policía Local regulando la circulación en la mañana de ayer.

Son dos puntos grises en el primer tramo de un curso que ha dejado una novedad estelar que encumbra ese brillante programa llamado Colecamiños. Pocas ideas más rentables en el plano educativo que esas pulseras que permiten a los padres saber que sus hijos llegan bien al colegio. Una brizna de felicidad asegurada.