Esto va mal

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

11 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La llave entra en la cerradura. Sigue un portazo. La luz resplandece en el patio. Un plato estalla contra el piso. La alimaña está en casa. Solo se le oye a él. No habla, vocifera. Es una de esas noches. Nadie hará nada. Y ese nadie somos todos. Cada vecino seguirá a sus cosas, con su rutina, apurando un tiempo robado al sueño, los minutos de la basura de otra jornada laboral interminable. Adormilados ante esa serie danesa, exprimiendo las redes sociales o tratando de avanzar al menos dos páginas en esa novela que empezaste hace seis meses.

Quizá a alguno esas voces a destiempo le haga caer en que algo no marcha. Embobados como estamos con el circo de los políticos que entran y salen de la cárcel por llevarse esto o proclamar aquello, una negra estadística martillea cada día las conciencias de todo el que repara en su magnitud y en el drama creciente que retrata. Corresponde a lo que, en un eufemismo vergonzante, hemos convenido en llamar violencia de género o machista, y que en la mayoría de los casos son asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o de quienes lo fueron.

Ese terrorismo se ha llevado por delante 44 vidas en lo que va de año en España. Pero no solo de mujeres. También de sus hijos. Al menos nueve desde enero han sido asesinados por quienes debían protegerlos y darles una infancia feliz. De esas 44 mujeres y madres, nueve habían denunciado a su agresor y cinco contaban con medidas de protección vigentes. No les sirvieron de nada. La ley no las blindó contra sus asesinos. No salvó sus vidas ni las de sus hijos. Y esto no debería volver a ocurrir jamás. Algo se está haciendo rematadamente mal. Ya va siendo hora de tomárselo en serio.