PX 2017

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO

25 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Viernes por la tarde. Bullicio juvenil en el hotel Peregrino. Un centenar largo de adolescentes, profesores y más de un familiar pululaban sin parar por allí y sin ocultar unas sonrisas nerviosas, amén de algún rostro que denotaba tensión.

Sábado por la mañana. Misma escena, pero en el Parlamento de Galicia. Y es que en ambos sitios se celebraba -nunca mejor dicho- la fase final del PX 2017. O sea, del Parlamento Xove, esa liga de debate que de la mano de Ovidio Rodeiro primero y Cecilia Vázquez ahora (ambos, al frente de la Dirección de Xuventude) se ha consolidado como referente en la cada vez más necesaria educación en valores.

Lo de menos es que ninguno de los dos ganadores sea un instituto de la comarca compostelana: los premios gordos se fueron para Becerreá y para Vilagarcía de Arousa. Ni siquiera que el santiagués La Salle haya llegado a la final (ya ganó en el pasado y mantiene siempre un nivel alto) es consuelo ni deja de serlo.

Lo importante es que el ejemplo que dieron el fin de semana un centenar de alumnos de ESO y de bachillerato se extienda por toda Galicia: el respeto por el adversario, la réplica fuerte pero haciendo gala de una exquisita educación deberían ser la bandera de todos. También de los legítimos ocupantes de los escaños parlamentarios donde estos chavales se sentaron el sábado, más ocupados algunos de aquellos en la algarabía infructuosa que en la búsqueda de soluciones a los problemas cotidianos de la ciudadanía.

Y, por cierto, igualmente debería acudir el año que viene al PX 2018 alguno de los concejales tanto compostelanos como de la comarca. No les vendría nada mal ver cómo se discute limpiamente y se felicita al ganador.