La intermodal y el cubo de Rubik

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

29 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Demasiado tiempo perdido para seguir especulando políticamente con la estación intermodal de Santiago. La iniciativa de la Consellería de Infraestruturas de presentar un borrador de convenio al ADIF y al Concello establece, negro sobre blanco, un cauce abierto a la colaboración de las tres Administraciones para lograr avances ahora, y por fin, en firme hacia una resolución a la medida de un proyecto que revolucionará la movilidad en la ciudad y transformará parte de la fachada urbana. ¿Qué es lo que hace falta para conseguirlo? Una única cosa: diálogo y voluntad de colaboración al servicio de una necesidad apremiante de la capital de Galicia.

No le falta razón al portavoz del Foro Cívico cuando censura en tono muy duro el vuelco que dio el proyecto de la intermodal hace cuatro años, también en tiempo de elecciones generales, cuando un alcalde de mal recuerdo en Santiago proclamó que mientras él estuviera en el cargo no se haría la estación tal como la ideó Juan Herreros. Ahora, otra vez en tiempo electoral, lo que hace falta es altura de miras de los tres interlocutores para impulsar la futura estación. El compromiso de Fomento, a través del ADIF, para ejecutar la remodelación de la parte ferroviaria, los accesos peatonales y la zona de aparcamiento es un hecho que puede gustar más, menos o nada, pero es una necesidad incuestionable para que pueda entrar el AVE cuando Galicia esté conectada con la Meseta en el 2018. La misma urgencia tiene la nueva estación de autobuses, que presupuestariamente está programada por la Xunta hasta el 2019 pero que debería ir acompasada con la anterior. Marear la perdiz no parece lo más adecuado, cuando están claras las responsabilidades de las tres Administraciones sobre el conjunto del proyecto. El Concello tiene que completar las expropiaciones y no le va a quedar otra que incluirlas en sus cuentas del próximo año.

Noriega pone sobre la mesa una cuestión obvia: la necesidad de coordinación de todas las actuaciones para que, al final, cuando el ADIF complete la intervención de la intermodal, encajen a la perfección todas las piezas: las infraestructuas en cuyo remozado trabaja ahora el organismo de Fomento con una inversión comprometida de 19 millones de euros, la estación de autobuses que construirá la Xunta con un coste de 6,4 millones, y la fase final de la parte ferroviaria en la que participará Herreros y que, además de ubicar el edificio terminal sobre las vías, deberá interconectar todos los equipamientos y permeabilizar la zona urbana del Ensanche a Pontepedriña superando la «navallada» ferroviaria. Que todo cuadre es uno de los objetivos esenciales del convenio, y sería absurdo pensar que los técnicos puedan trazar una sola línea de los proyectos sin esa finalidad. En cualquier caso, hay mecanismos de coordinación y seguimiento de los trabajos para que el cubo de Rubik de la intermodal avance en la dirección correcta a cada giro. Del gobierno local se espera un movimiento que contribuya a agilizar el desenlace, con garantías, pero sin demora.

El gobierno local puede reclamar garantías, pero el proyecto no debe demorarse