Una semana después, los agentes siguen rastreando grabaciones en busca de más claves
30 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Hace una semana, de madrugada, se activó la alerta en el grupo de delitos contra las personas (antiguo homicidios) de la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña. La niña hallada muerta en un camino de Teo, cerca de Santiago, colocada allí «casi con cariño», había sido asesinada. En el rastreo del lugar aparecen restos de una cuerda de color naranja. Y algunas colillas. La identificación del cuerpo es rápida. Es Asunta Basterra Porto. Horas antes, sus padres habían denunciado su desaparición en Santiago. Una semana después, las investigaciones continúan y el visionado de las grabaciones se amplía a todas las cámaras examinadas.
Cuarenta guardias civiles están dedicados al caso, algunos de ellos especialistas llegados desde Madrid. Sobre todo en las primeras horas, cuando se confiscaron las imágenes de las cámaras de comercios, de organismos oficiales, de vigilancia del tráfico, de gasolineras... Decenas de cámaras de distintas zonas de Santiago están siendo todavía examinadas. El visionado de las grabaciones es casi permanente en las dependencias de la Guardia Civil y todavía faltan muchas horas por examinar en busca de indicios que arrojen más luz a la investigación. Se repasan las grabaciones de la tarde del sábado 21 de septiembre. Como la que desmontó la versión ofrecida por Rosario Porto en la denuncia sobre la hora en que desapareció su hija. En ella aparece el Mercedes verde de Rosario saliendo de Santiago, supuestamente con Asunta al lado, en dirección a Teo, donde horas después apareció el cadáver de la niña y cerca de donde la familia tiene una casa. Esa imagen llevó a la detención de la madre en el tanatorio instantes después de que su hija fuese incinerada. Esa y otras más que mostraban el trayecto del Mercedes en esa dirección y que le fueron mostradas a Rosario Porto por el juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, antes de enviarla, el pasado viernes, junto a su exmarido, Alfonso Basterra, a la cárcel. Habían pasado solo cinco días.