Y Cary Grant pisó el Obradoiro

Nacho Mirás Fole

SANTIAGO

UNITED ARTISTS

El actor rodó en Santiago en 1956 un par de escenas de «Orgullo y pasión»

15 abr 2013 . Actualizado a las 22:10 h.

«Levaba o pantalón todo cheo de merda». Es lo primero que le viene a la memoria a Suso Rey, mítico hostelero de la Facultade de Xornalismo de Santiago, cuando recuerda a Cary Grant bajándose de un carruaje en la mismísima praza do Obradoiro. Rey, que tenía 18 años en 1956, había empezado a hacer sus pinitos como barman en el recién inaugurado Hostal de los Reyes Católicos. Pero libraba el día que desembarcó en la ciudad la industria pesada de Hollywood para rodar unas escenas de Orgullo y pasión, así que pudo observar los toros desde la barrera. Pero vamos por partes, que aunque Suso tiene buena memoria para las caras y los pantalones, no le viene mal una ayuda.

Año 1956. Rainiero y Grace Kelly se casaban en Mónaco. Televisión Española estaba a punto de comenzar sus retransmisiones, cosa que haría en octubre. Se morían Bertolt Brecht, Pío Baroja y Juan Negrín. Y, en España, el Gobierno de Francisco Franco Baamonde, caudillo por la gracia de Dios -porque Dios era muy gracioso- abría su país a la industria cinematográfica de Hollywood a lo grande, delegando tan importante misión en sus ministro de Asuntos Exteriores, Manuel Martín-Artajo; y de Información y Turismo, Gabriel Arias-Salgado.

No era la primera vez que los americanos rodaban en España, pero nunca hasta este año una superproducción a lo bestia, en Cinemascope, había puesto los ojos en la península Ibérica. Y mucho menos en Galicia.

La Historia, a su manera

La película se basa en la novela The Gun, de Cecil Scott Forrester -el mismo que escribió, por ejemplo, La Reina de África-, que se desarrolla en una España que lucha en 1810 por sacarse de encima al invasor francés, a las órdenes de Napoleón. Para darle emoción, el director Stanley Kramer introduce en esta tesitura guerrillera a tres de los más afamados actores del momento: Cary Grant, que da vida al capitán Anthony; Sofia Loren, en el papel de Juana; y Frank Sinatra, que interpreta al líder de la resistencia española, Miguel. Les gustará saber que, esa época, Sinatra tenía un lío tórrido y tumultuoso con Ava Gardner, aunque esa es otra historia.

A lo que íbamos. A Kramer se le ocurrió que como, total, los americanos, su público, con trabajo sabían situar a España en el mapa, nada mejor que regalarles una sucesión de estampas y paisajes imposibles de ver en un país joven como el suyo. Así que no lo dudó y localizó los exteriores más impresionantes que pudo pasándose por el objetivo el rigor ya no histórico, que también, sino geográfico. Todo valía para brindarle al público yanqui la mayor apoteosis monumental que jamás hubiera soñado.

Claro que, gracias a esta falta de criterio, conseguimos que el paseo da Ferradura, la praza do Obradoiro y la Catedral de Santiago llegaran en Cinemascope a las salas comerciales norteamericanas y dejasen al público, suponemos, con la boca abierta.

Tan lamentable es el planteamiento en este sentido que Grant desembarca en un puerto del norte -se supone que Santander- y, para llegar a Ávila, pasa por delante del Alcázar de Segovia, por la Alameda compostelana y se entrevista con el líder de la resistencia en su cuartel general, situado en el mismísimo Hostal de los Reyes Católicos; el cine siempre fue una gran mentira y esta vez no iba a ser menos.

Llama la atención que Grant entra por la puerta principal del Hostal -mientras en el Pazo de Raxoi se arma la de San Quintín, como se puede ver en el fotograma de arriba- y aparece a cientos de kilómetros para entrevistarse con Sinatra, que mira con desconfianza al aliado inglés. Segovia, Madrid, Cuenca o Ávila fueron algunos de los lugares donde se rodó un largometraje que, sin embargo, y a pesar del gran despliegue de medios humanos y materiales, fue un fiasco de crítica y taquilla.

Entre los extras que rodaron en Ávila se encontraba un jovencito que, años más tarde, sería uno de los protagonistas principales de la política española: un tal Adolfo Suárez. El propio Franco se presentó más de una vez en el rodaje. Más que nada, para incordiar.

La osadía de Sinatra con su «Franco, cabrón»

En su libro Rodado en Galicia, Miguel Anxo Fernández recuerda buenas anécdotas de aquel rodaje. En un artículo publicado en La Voz hace cuatro años, Fernández dice que la más audaz de todas es la que atribuye a Frank Sinatra, cuando el equipo rodaba en Ávila, una pancarta con el texto: «Franco, cabrón».

En el año 2001, Sofía Loren desveló en una entrevista concedida al diario italiano La Stampa que, cuando rodaba en España, Cary Grant le pidió matrimonio. Y ella le dio calabazas a la manera puramente española: «No, no y no». Carlo Ponti vigilaba ya de cerca a su protegida.

Miguel Anxo Fernández cuenta también que, inicialmente, tanto el productor del largometraje como el propio Stanley Kramer pensaron en volar de verdad una parte de la muralla de Ávila para darle más realismo a la historia. Por suerte, tuvieron que conformarse con una maqueta. Y cita al historiador Xosé Enrique Acuña, que recordaba el rodaje en el semanario pontevedrés Litoral. «Afirmaba ?escribía Fernández? la intención de rodar cinco o seis planos en los que, en plena guerra contra el francés, un cañón cruzaba el río Miño por Arbo». La prensa local llegó a anunciar que Sofía Loren y Cary Grant se alojarían en un hotel pontevedrés. «Pero ese hecho nunca fue confirmado ya que, oficialmente, Sofía Loren nunca rodó en Galicia», dice el experto en cine.

El director del Hostal, Julio Castro, confirma que Cary Grant tampoco llegó a firmar en el libro de oro del establecimiento. Pero estuvo aquí.

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