Aires clásicos inundan la plaza de Praterías con la elegancia de antaño

Lorena franco SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Gonzalo Iglesias

El concurso de trajes de época y coches antiguos contó con 42 inscritos

29 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En plena era moderna, en la que Internet gobierna el mundo y los viajes de fin de semana a la Luna están más cerca de ser una certeza que una quimera, Santiago echa la vista atrás para goce y regocijo de los nostálgicos de la elegancia de los coches y la ropa de antaño.

Un Jaguar MK VII del año 1957, un Pierce Arrow de 1929, un Chrysler New Yorke del 47, varios Mercedes de la década de los 50, un Bugatti T 30 de 1925 o un llamativo Ford Mustang azul de 1965, entre muchos otros, hicieron las delicias en la tarde de ayer de los curiosos que se acercaron a la zona de Hipercor para disfrutar de estos automóviles que parecían sacados de la máquina del tiempo y que, tras recorrer Galicia en la séptima vuelta a la comunidad organizada por el Club Gallego de Automóviles Antiguos, llegaron a la ciudad para participar en el concurso de trajes de época y coches antiguos que se celebra este fin de semana en la plaza del Obradoiro.

El brillo de las carrocerías conquistó a grandes y pequeños, dando cuenta de la pasión que despiertan estos vehículos allá por donde van, tal como reconoció Pichi Fraga, organizador del evento, que destacó el caluroso recibimiento que una vez más les brindaron los santiagueses. Esa misma admiración la despertaron en el público que pudo disfrutar de los vehículos en las otras 17 localidades que visitaron durante su paseo de más de 400 kilómetros por toda la comunidad. Desde la Ribeira Sacra hasta Santiago, donde recalan por vigésimo sexto año consecutivo, toda Galicia pudo gozar de una veintena de auténticas reliquias andantes a las que se unieron otras tantas a su llegada a la capital. En total 42 automóviles, los más lejanos llegados desde Portugal.

Coches con mucha historia

Estas joyas sobre cuatro ruedas esconden detrás muchas historias, como el Dogde Brothers de 1914 pilotado por Leandro Mosquera. Cuenta Mosquera que este ingenio, fabricado en Detroit y destinado al mercado inglés, acabó durmiendo en un garaje del sur de España, donde sobrevivió a la Guerra Civil gracias a un dueño precavido que lo emparedó durante el tiempo que duró la contienda para que no se lo requisaran.

El Dogde de Leandro, que acudió a la cita acompañado de cuatro generaciones de su familia,los encargados de poner ambiente hippy a un autobús de más de 50 años, fue uno de los coches más veteranos que se presentaron en esta ocasión, solo superado por el Panhard Levassor de 1912 de Pichi. Pero más que la antigüedad de los vehículos, lo que importa en este concurso es la fusión perfecta entre hombre y máquina. La lograda caracterización entre el vehículo y la vestimenta de quien lo conducía tuvo recompensa para Maximino Iglesias, Patricia Domínguez, José Luis Blanco, Leandro Mosquera, José Tomé, los miembros de la familia Mosquera, Abelardo Martínez, Marta Blanco, Pichi Fraga y José Teixeira, que se hicieron con los diez premios a los mejores trajes de época.

Aunque en realidad todos ganaron, porque con esta afición nunca se pierde dinero, sino que se alimenta una enorme satisfacción personal que solo la comprende alguien que, como dice Fraga, tiene mucha paciencia, «mucho amor y mucho cariño por los hierros».