Steven Soderbergh: «Me tomo mi trabajo como un deporte»

MARÍA ESTÉVEZ

SANTIAGO

El realizador de «Traffic» apuesta otra vez por la intensidad y un reparto coral repleto de estrellas, para contar una pandemia global en «Contagio».

14 oct 2011 . Actualizado a las 11:23 h.

Cuando el mundo aún no se ha sacudido de la memoria el miedo a la gripe A, Steven Soderbergh decide asustarnos con una nueva epidemia de un virus desconocido que acaba en dos días con cualquier persona. Soderbergh insiste en Contagio en la fórmula que siempre le ha funcionado: tensión, un reparto coral (Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Kate Winslet, Marion Cotillard y Jude Law, entre otros) que recuerda a Traffic, donde las historias de los protagonistas se unen en una espiral.

-¿Por qué considera que este es el momento de contar un filme como «Contagio»?

-Tuve una pista de cuál era el camino correcto cuando vi la reacción de los actores de la película. Todos entendieron que Contagio es muy realista sobre una epidemia. Nadie dudó en interpretarla. Es muy difícil que tantos actores importantes se involucren en una historia como esta y eso me hizo pensar.

-Su película invita a confiar en el Gobierno.

-En las circunstancias en las que se desarrolla Contagio, creo que es necesario creer en el Gobierno. Es entendible. No lo ve como un mensaje. Cuando ocurre un cataclismo de estas características o consigues una pistola, como hace el personaje de Matt Damon, o necesitas confiar en el Gobierno. Las leyes están para cumplirlas.

-Hablando de actores, usted tiende a quitar glamur a sus estrellas.

-Es verdad. Me gusta que el público los vea así.

-¿Les cuesta ser diferentes?

-Creo que no. Si hago más de tres o cuatro tomas por escena, me aburro. Creo que no hay ni una secuencia de Julia Roberts en Erin Brockovich que haya necesitado más de tres tomas.

-¿Qué opina de directores como Kubrick o Fincher, que usan muchas tomas?

-Buscan algo distinto a mis objetivos. Cada uno tiene su metabolismo y trabajar muchas tomas no forma parte del mío. Aprendí con mis cuatro primeras películas que consigo un resultado mejor grabando poco. Me tomo mi trabajo como un deporte. Reacciono y tomo decisiones de forma rápida, moviéndome sin descanso.

-¿Alguna vez ha tenido algún problema con un actor?

-Solo he tenido que reemplazar un actor una vez. No voy a decir su nombre. Los directores tendemos a saber con quienes vas a tener problemas porque esta es una comunidad pequeña. En Hollywood hay actores que tienen reputación de querer abarcar más de lo que pueden. Yo tiendo a alejarme de ellos.

-Usted tiende a trabajar con sus amigos. ¿Por qué eligió a Matt Damon para interpretar «Contagio»?

-Matt tiene la habilidad de desaparecer dentro de los personajes, desde un principio. La película brinda gran cantidad de información y es necesario tener buenos actores para que la película sea entretenida. Como director no me gusta involucrarme en su preparación. No les ayudo a crear el personaje. Les doy un ambiente cómodo para desarrollar su talento.

-¿Qué tal director es?

-Mis mejores virtudes están en el departamento técnico porque conozco bien el proceso de un director. Sé cómo ajustar la imagen, la luz, sé poner una secuencia en orden para contar una historia y me veo a mí mismo como un hombre que no molesta a sus actores y sé que ellos conmigo siempre hacen bien su trabajo.

-Suele viajar entre películas más independientes y las comerciales. ¿Dónde está más cómodo?

-Sin duda rodando películas independientes. Pero, por ejemplo, hace tres años lo pase mal con Ché porque fue un trabajo durísimo, brutal y a veces, cuando ya había terminado, me levantaba pensando que estaba contento por no tener que lidiar más con esa película. Fue un proyecto soñado, pero tuvimos poco tiempo para realizarlo.

-¿Se considera un privilegiado en Hollywood?

-Los estudios me permiten rodar las películas que quiero hacer, pero me gusta que jueguen limpio. Quiero tener una visión clara de cómo va a ser todo el proceso antes de involucrarme en un proyecto. Recuerda que yo soy ese director al que un estudio le canceló su película tres días antes de empezar a rodar.

-¿Cree que ha encontrado su voz en esta industria?

-Lo he encontrado al rodar en los dos mundos. Antes de rodar Un romance muy peligroso me di cuenta de que me limitaba al rodar solo películas independientes. No me gustaba ese sentimiento. Me parecía estúpido. Esta película me abrió los ojos a la otra mitad de este negocio. Lo necesitaba.

-Usted triunfó en Cannes con «Sexo, mentiras y cintas de vídeo». Desde entonces, intenta volver a los festivales ¿Superstición?

-Cuando gané la Palma de Oro, mi película no iba a participar en Cannes. Pero otra cinta se cayó. Además, Francis Ford Coppola iba a ser presidente, pero le sustituyó Wim Wenders. Sin esas circunstancias Cannes no hubiera sido lo mismo.

-¿Es usted hipocondríaco?

-Un poquito. Tal vez más que un poquito (se ríe). Desde que rodé la película estoy obsesionado con lavarme las manos.