El día en que Isabel Blanco fue la Pfeiffer

RUBÉN VENTUREIRA < / span>

SANTIAGO

La actriz cuenta su experiencia en el rodaje de «La piel que habito», en el que participaron más gallegos

02 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

| «Ese día, cuando me despedí de Pedro, tras dedicarme unas palabras que no se me van a olvidar, tengo que reconocer que me costó mantener los pies firmes sobre la tierra», asegura Isabel Blanco (Berna, 1971), actriz y presentadora gallega que deslumbró a Almodóvar y Banderas en el rodaje de La piel que habito. Se acababa de convertir en una chica Almodóvar. Hubo más actores y actrices de la tierra en el rodaje, la mayoría como figurantes, y otros con papeles de frase, pero fue Isabel la que acaparó más minutos de rodaje, aunque hasta hoy, que verá la película, no tendrá claro si su actuación ha sobrevivido al montaje final o acabará siendo un contenido extra del deuvedé.

Todo surgió a última hora: «Fue muy urgente. Almodóvar había decidido ampliar una secuencia y pidió una actriz solvente. El primer contacto fue en el ensayo. Allí me vi, sin casting ninguno, cara a cara con el maestro junto a otras dos compañeras. Las directrices que me dio fueron muy claras. Es muy cercano y espectacular en el trato».

Cuatro días después, le tocó rodar en el pazo de Oca (A Estrada), escenario de una boda en el guión. «No puedo negar que tuve unos nervios extraños, y no tanto por el director, con el que había conectado desde el minuto cero, si no por la nube que envuelve un rodaje de estas características». La espera no ayudó a templar los nervios. «Llegué a las siete y media de la tarde y fue a la una y media de la mañana cuando Almodóvar me cogió de la mano en el salón de baile y me dijo: ??No vamos a hacer lo que ensayamos el sábado, vamos a cambiarlo todo. Tú, tan zalamera como en el ensayo, le vas a preguntar al novio [Fernando Iglesias] muchas cosas. Tú crea. Yo te veré por el combo??».

Ataviada con un vestido verde botella adornado con pedrería, salió a defender su personaje, rodeada de unos doscientos extras y todo el equipo de la película. «Lo que eran dos frases se convirtió en ocho. Fue mágico. Me había dado su confianza. ¡Qué responsabilidad! No podía defraudar».

No lo hizo. Al acabar, Almodóvar la felicitó. «Se mostró muy divertido conmigo, hasta el punto de detenerse y pedirle al foto fija que nos hiciese unas fotos que él me enviaría personalmente. ??No te conocíamos, Isabel, pero ahora sí, has hecho muy buen trabajo??, me dijo». Después se acercó Banderas: «Hola, soy Antonio. Encantado de conocerte. Eres muy buena actriz. ¿Sabes que tienes un parecido más que razonable con Michelle Pfeiffer? Mira que yo vivo allá y la conozco, sé lo que digo». Fernando Iglesias, su compañero de plano, discrepó de Banderas: «A mí se me parece más a Kate Hudson, que es más simpática», opinión compartida por Almodóvar.

La experiencia dejó fascinada a Isabel: «Me dispensaron un trato de primera figura, y eso no me lo esperaba. Ni que fuera la Pfeiffer», sigue con la broma de Banderas. «Yo, que me duermo hasta encima de una bicicleta, no pude hacerlo esa noche. Creía que pocas cosas me iban a sorprender ya en el cine, pero Almodóvar consigue que sus actores se dejen llevar como si fuesen niños. Había magia en aquel set», recuerda la gallega.

Hubo tiempo para las anécdotas: «En el baño coincidí con una chica de A Coruña que hacía figuración y al reconocerme me dijo: ??Ay, Isabel, con lo que tú vales y acabas aquí de extra??. Me reí mucho. Hoy guardo con especial cariño mi contrato de actriz en La piel que habito, una participación sorpresa en un maravilloso rodaje en el que tuve la impresión de estar rodando con mi propio padre. Irrepetible».

Con el rol de «amiga» figura en la ficha técnica de la película la también gallega Sheyla Fariña (Tordoia, 1986). «Lo mío fueron tres frases, un papel de reparto chiquitín en el transcurso de la boda, pero me hizo mucha ilusión. No es que fuese un reto como actriz, era algo facilito», apunta Sheyla, que participó en un papel secundario en la película gallega Pradolongo. «Yo formo parte del grupo de nueve amigos de Vicente, que es el personaje que hace Jan Cornet». Ensayó un día y rodó dos. Lo que más le fascinó del rodaje fue Almodóvar: «Verlo trabajar es un privilegio. Te puede gustar o no, pero te sabe decir las palabras exactas para que tú hagas lo que él quiere ver en pantalla. Tiene la película dibujada en la cabeza. Y comunica de una manera bestial». Antonio Banderas mostró su faceta campechana: «Es natural y cercano, muy fiestas. Está todo el día cantando y bailando». También le impresionó lo que rodea a una producción cara: «Nunca había estado en una película de esas características. Hay mucha pasta y se ve. Todos los sets están iluminados en todo momento, lo que hace que el rodaje vaya rápido», apunta Sheyla, que, al igual que Isabel, desconoce si el montaje final incluirá alguna de sus frases.

Además de Isabel Blanco y Sheyla Fariña, en el rodaje participaron otros actores del país, como la ourensana Mariana Carballal, la pontevedresa Adela Bértolo o el pontevedrés Guillermo Carbajo. Se sienten, todos ellos, nuevos chicos y chicas Almodóvar.