«El cine es la bandera del nuevo atlantismo»

PACHO RODRÍGUEZ

SANTIAGO

«Celda 211», «Secuestrados», «18 comidas» y, ahora, «Crebinsky». Dos de los protagonistas y el director de esta última explican por qué está de moda el cine gallego

08 abr 2011 . Actualizado a las 10:56 h.

| Si hay un bum gallego-atlántico creativo, que haberlo hailo, que diera pie a hablar de una movida artística en la actualidad, con matriz atlántica, su medio de transporte sería ese submarino vaca que es la imagen de Crebinsky, una película sorprendente. «Realismo fantasioso», dicen a trío tres de los responsables de este proyecto: Luis Tosar, Miguel de Lira, actores, y su director, Enrique Otero. También podría decirse sin caer en un exceso retórico que hay algo de surrealismo hipersensible. Pero todo parte de la realidad. Eso sí, a su manera.

Y además hay que añadir que este cuento hecho película, que nació de un corto, ya cosecha éxitos en el mundo del celuloide, como son los premios recibidos al mejor guión novel y el Signis a la mejor película, que entrega la Diócesis de Málaga, en el mediático festival que se celebra en esta capital andaluza.

Pero Crebinsky se estrena hoy y el reconocimiento del público es el que ahora ocupa a sus artífices y protagonistas. Lo conseguirán, porque lejos de haber hecho una película localista les ha salido una historia tan europea como atlántica, tan universal como particular. Como si fuera de Galicia a todo el mundo, este filme se ve como un ejercicio de imaginación sin ataduras, una liberación narrativa que conduce a los sentimientos de la vida. Hay algo mágico en estos hermanos Crebinsky que esperan que en la creba se encuentre su infancia perdida. Pero lo primero es el saludo Crebinsky, que esta película va camino de convertirse en una forma de ver el mundo. Por fuera y por dentro del cine. De esta manera, todos a una, Zircozine, Control Z y Chévere Visión, como productoras asociadas, todas gallegas, confirman ese momento de explosión creativa que vive Galicia y que tiene en el cine su máxima expresión.

-¿Hasta qué punto querían contar una historia gallega o algo más universal?

-La película arranca con un microcuento que te dice que vas a ver algo. Es verdad que parte de las crebas, un tema que sí es conocido en Galicia, pero se cuenta una historia para todo el mundo. Es una historia en la que se habla de dos personajes que son un poco como Rómulo y Remo.

-Mezclan realismo y ficción para retratar a dos personajes muy especiales. ¿Qué resultado creen que se impone?

-El entorno un poco bélico, dentro de un concepto de cómic, es para darle un toque de realismo. De hecho, procede de un corto mudo. No son mucho de hablar estos personajes. La película roza el tebeo o lo teatral y, con pocas palabras, los personajes dicen mucho. Nunca estuvo previsto que fueran de una forma o de otra. De corto al largo, el cambio es que contamos toda la historia de la saga de los Crebinsky. Sin saber a dónde van, acaban descubriendo de dónde vienen. Son personajes que gustan a las mujeres, por lo que nos han dicho hasta ahora, porque son como muy riquiños.

-Optaron por escenarios naturales. ¿Cómo fue el rodaje?

-En Laxe nos contaron una historia de un submarino que estaba apostado allí y los alemanes bajaban por la noche para recibir instrucciones a través del Nodo del cine. Un día, que estábamos rodando, un señor se acercó a decirnos: «Sí, yo sé la historia». Pero era la que él conocía porque sí pasó. Estuvimos donde tenía que pasar la historia. Fue una epopeya, con muchos escenarios naturales, construir un faro de ocho metros? Algunas escenas en las que nos teníamos que tirar al agua desde cinco o seis metros. Fue una peli vivida intensamente.

-¿Cómo les gustaría que Crebinsky fuera interpretada por el público?

-Para nosotros es una película de tradición atlántica. Pero por mucho que lo decíamos en Málaga estos días, allí todos nos decían: «es una película gallega». En realidad puede abarcar cualquier costa atlántica, irlandesa o de donde sea, en donde también hay creberos. Creemos que hay un atlantismo como altavoz más grande que lo gallego.

-¿Y cómo definirían ese movimiento creativo que creen que se está dando?

-Hay un desembarco de gente haciendo cosas interesantes en muchas disciplinas, cine, música y literatura, por ejemplo. 18 comidas, Secuestrados, Celda 211? esta misma película. Pero, ahora, la bandera es el cine. Ahora mismo, el cine es la bandera del nuevo atlantismo.

-¿Y cómo hay que articular esta oportunidad?

-Si no se aúnan esfuerzos por parte de muchos no se desarrollan proyectos como este. Ahora mismo, con más razón todavía. Es muy difícil conseguir que se implique un productor en una película... digamos peculiar, como es esta. Además, no es fácil sacar el cine de Galicia. O hacemos piña o no podemos sacar las cosas adelante. Es difícil hacerse visible. Si es difícil hacerse visible en Galicia, no veas fuera?

-Estarán orgullosos de haber hecho la película en la que creían.

-Sí. Preservamos que la película fuera como nosotros queríamos. Puede que haya productores sensibles, pero otros entran como un elefante en una cacharrería. También entendemos que es un guión difícil de ver previamente.