Las piezas para fabricar a Terminator

La Voz

SANTIAGO

13 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

¿Cómo se construye un hombre de hierro? «Hay que nacer con cualidades para llegar a un nivel muy alto. Pero he visto mucha gente con talento que quizá no tuvo la capacidad de sacrificio para llegar», considera Gómez Noya, el único triatleta que ganó el Campeonato del Mundo cuando se dirimía una única prueba (Vancouver 2008) y con el nuevo formato de seis citas más una gran final (Budapest 2010). «Cuando lo conocí me asombró su capacidad física, hacía todo bien y recuperaba de forma espectacular de un día para otro. Pero luego descubrí lo que lo distingue respecto a otro deportista de élite, la cabeza. Relativiza lo bueno y lo malo, lleva con tranquilidad las lesiones. Obedece a un tema cultural y de educación, la exigencia que le inculcó desde pequeño su padre: ?Si intentas algo, has de dar el máximo?», considera Omar González, su mayor apoyo en el viaje alrededor de los cinco continentes que empezará en marzo en Australia.

Gómez Noya irrumpió muy joven en la élite de una disciplina antes dominada por especialistas cerca de la treintena. Llegó a su pasión de casualidad, atraído por un grupo que preparaba a través del triatlón las pruebas para acceder al cuerpo de bomberos. En su primera prueba, con 15 años, sin apenas entrenar, solo le ganó Iván Raña, palabras mayores, el gran pionero de esta disciplina en Galicia. Su ascenso revolucionó el triatlón. Dos oros y dos platas en el Mundial, dos títulos y un subcampeonato en el Europeo, tres temporadas como vencedor de la Copa del Mundo (en la que ostenta un récord de 17 podios seguidos)... Su propia experiencia vital había moldeado esa mentalidad única, le había obligado a madurar joven, a rebelarse.

LOS REVESES endureceN

Dos veces le quitaron la licencia para competir fuera, etapas en las que se machacó como el que más pese a correr casi de forma clandestina, en pruebas al margen del triatlón federativo. En el 2004, cuando ya era un grande (octavo en el Europeo y en el Mundial), el seleccionador español, Andreu Alfonso, lo excluyó del trío olímpico español para Atenas. Otro palo que lo endureció.

Así que Gómez Noya encontró en Pontevedra, lejos de los grandes gurús, el lugar ideal para buscar la excelencia. Lo rodea un círculo íntimo que completan su familia, el cardiólogo Nicolás Bayón y el médico Fernando Huelin. A finales del 2008, el ferrolano José Rioseco dejó de ser su entrenador. Lo relevó Omar González. Su búsqueda diaria es la de un imposible, combinar habilidades teóricamente enfrentadas. Debe nadar en aguas abiertas con velocidad para evitar los codazos y la estopa que se reparte al inicio de los 1.500 de natación, tiene que pedalear a un ritmo infernal en un pelotón en el que no caben estrategias de equipo a lo largo de 40 kilómetros y necesita machacar en los 10.000 últimos metros a pie.

«Hay que ir midiendo. Un exceso de natación perjudica al resto. Si entrenas mucha bici, te quedan las piernas pesadas para lo otro. Y si vas fino a pie, estás más justo para las otras cosas. Pero es en esta última parte en la que se ganan las carreras. Y como él ya no es un niño, transmite las sensaciones que va recibiendo de su cuerpo y va ajustando», explica su entrenador. Estos días, Gómez Noya pasa un par de veces a la semana por el gimnasio. Con las pesas, claves para prevenir lesiones, también debe ser cauteloso. «En este deporte se necesita fuerza tras saltar al agua, en momentos sobre la bici y en carrera. Pero cuanto más pesas, más consumes, más gastas, menos corres...», matiza el técnico.

Estos días, Gómez Noya pedalea a rebufo de una moto cuyo cuentakilómetros se acercar a 80. «El corazón está a 160 pulsaciones durante 40 horas semanales, equivalente a la jornada laboral. Y luego están los estiramientos y demás». Varía los entrenamientos, busca nuevos métodos. Es el hombre al que batir. Preparará el Europeo de Pontevedra del 26 de junio como si fueran los Juegos de Londres de un año después, su único reto pendiente. Aunque llegaría todavía a la cita de Río 2016 con 33 años, una edad más que adecuada para pelear por las medallas.

el número uno

Lleva prácticamente seis años como el número uno. «Puedo mejorar todavía en todo, detalles de técnica, cuestiones tácticas... Creo que no he alcanzado aún mi madurez deportiva. Lo que me interesa más pulir es la carrera a pie final, en la que no llevo tantos años volcado», considera el ferrolano. Aunque muchos ven que se acerca al ideal del triatlón. «Estamos ajustando detalles para componer la máquina perfecta. ¿Qué le añadiría yo? Lo haría un pelín más rápido en el agua. Y queremos que en el último kilómetro a pie Javi sea Terminator, que nadie lo supere en los últimos 500 metros. Por ahí irán los tiros de cara a los Juegos. Porque pueden llegar muchos rivales juntos al final», afina su entrenador.

Algún esprint en una prueba igualada y alguna molestia física le privaron de un palmarés todavía más asombroso. Porque las lesiones son hoy casi su principal rival. Una tendinitis aquílea complicó su puesta a punto para Pekín 2008, donde un problema digestivo lo alejó hasta el cuarto puesto final. Y una molestia en la cadera frenó su planificación del 2010, aunque acabó remontando en el Mundial.

TECNOLOGÍA PARA LAS LESIONES

Su cuerpo exige también cuidados. En Santiago se ha sometido a tratamientos de tecarterapia. Un dispositivo de radio emite una señal de baja frecuencia que, a través de unos electrodos, provoca la microcirculación, la vasodilatación y el aumento de la temperatura en la zona a tratar. Rafa Nadal viaja con ella, pero estos dispositivos cuestan entre 15.000 y 20.000 euros. «La probé con alguna molestia, alguna periostitis, algún problema en la cadera, y me ha ido muy bien. Mi experiencia personal ha sido muy positiva porque me ayudó a acortar tiempos de recuperación y a mejorar. Leí bastante sobre el tema y es una de esas cosas que me ayudan si tengo una lesión», admite Gómez Noya.

«AQUÍ ESTÁS SOLO EN LA CARRETERA». El entorno de Pontevedra le ofrece los «mejores lugares para correr o salir en bici». «Solo nos vamos fuera por el tiempo del invierno», matiza

EL ESPRiNT QUE LE FALTA. «Puedo mejorar todavía en todo, detalles de técnica, cuestiones tácticas... Lo que me interesa más pulir es la carrera a pie final», adelanta el ferrolano | FOTOS RAMÓN LEIRO

Las operaciones Puerto, Grial y Galgo levantaron un muro de desconfianza en todo el mundo hacia los deportistas españoles. Lo constata Gómez Noya: «Nos tienen en el punto de mira por los casos que van saliendo. Yo paso más controles a nivel internacional que otros triatletas de primerísimo nivel. Se nos vigila más, como a los rusos y los sudamericanos. Por eso me molestan más los tramposos, porque hacen que todos estemos en entredicho». Al mismo tiempo defiende la limpieza del deporte en general. «Sé que se puede ser campeón del mundo sin doparse. Si yo lo he hecho, otros pueden. Hay una gran mayoría de gente limpia», matiza. Aunque, como aficionado, entiende las dudas del público: «Comprendo que duden por lo que vemos en la tele. Pero cazar a los tramposos es positivo».

gómez noya pedalea tras una moto a casi ochenta por hora

Su Corazón está a 160 pulsaciones durante 40 horas a la semana

Un momento de relax en medio del duro entrenamiento