Que los conductores que quieran pasar por la autopista tengan que pagar un impuesto a una empresa concesionaria (Audasa) para que estos, supuestamente, amorticen la inversión, es por todos conocido. Sin meterse en el hecho de que más de uno pensará que ya se ha recuperado con creces todo lo gastado en la AP-9, sí es verdad que ayer esta era más bien un aparcamiento que una autopista. No deja de ser sorprendente el hecho de que ayer cruzar el peaje llevase más tiempo que haber atravesado el tramo que separa Padrón de Teo. Más de 15 minutos de espera para, aún por encima, pagarle un viaje a la empresa que fue de todo menos lo que se entiende por coger la autopista para tardar menos. Normal el enfado. A nadie le gusta pagar por un servicio no prestado.