Historia escrita con pólvora

David Gippini SANTIAGO

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

Reportaje | Exposición de armas antiguas El anticuario y decorador Jesús Madriñán expuso ayer en el campo de tiro de San Marcos una parte de su colección de armas de fuego antiguas, considerada la mayor de Galicia

23 jul 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Guste o no, las armas de fuego han sido protagonistas importantes de la Historia. Con ellas se han hecho revoluciones, se han ganado guerras e incluso se han evitado otras, y cada pieza cuenta una historia a quien esté dispuesta a escucharla. Así lo entendió desde la adolescencia el decorador y anticuario Jesús Madriñán, que lleva más de treinta años reuniendo armas clásicas hasta formar la que es, probablemente, la mayor colección particular de Galicia: «Ni siquiera sé cuantas tengo, he perdido la cuenta», asegura. Una parte de ese tesoro fue expuesto ayer en el campo de tiro olímpico de San Marcos, instalación muy frecuentada los domingos por aficionados a este deporte. La muestra reúne cien armas de época, las más antiguas del siglo XVII y las más modernas de la Segunda Guerra Mundial. Son piezas adquiridas a lo largo de los años, con paciencia y mucha pasión. Algunas de ellas proceden de fondos de otros anticuarios, pero tampoco faltan piezas literalmente desenterradas del olvido: «Con 14 años iba en moto por los pueblos preguntando a la gente si tenían algún arma antigua en casa; y muchas veces aparecían enterradas en la huerta, debajo de un árbol, donde habían estado escondidas desde los tiempos de la Guerra Civil». Lo que está claro es que hoy en día resultaría imposible reunir una colección como la suya: «Los precios se han disparado, no es como antes, pero además ya no es tan fácil encontrar estas piezas». Entre las armas expuestas, destacan algunas muy curiosas, como una pistola en forma de crucifijo empleada por los independentistas irlandeses para burlar la vigilancia británica en el siglo XIX, o piezas diminutas dirigidas a mujeres que podían ser ocultadas entre la ropa o incluso en un liguero. Tampoco falta una curiosa pistola fabricada en 1976 y camuflada en una funda de gafas, que fue ofrecida a los senadores españoles de la época ante la amenaza de secuestros de ETA. Una colección única que nunca hasta ayer había sido expuesta al público. Y es probable que tarde mucho en verse de nuevo, asegura Madriñán: «Es muy gratificante compartir estos tesoros, pero una muestra de este tipo supone mucho trabajo».