CRÓNICAS URBANAS
31 ago 2004 . Actualizado a las 07:00 h.SANTIAGO afronta un decisivo año de reflexión. Tras el delirio de hormigón y cortes de tráfico vivido en los últimos meses es evidente que las excavadoras no pisarán el freno hasta el fondo, pero la propia dinámica inversora obligará a las administraciones a darle un respiro a los ciudadanos para trabajar en los despachos y en los estudios los próximos proyectos que serán determinantes en la vida de los vecinos. Tras la acción, decía, reflexión. El plan de urbanismo, la operación del solar del colegio Peleteiro, deshacer el nudo gordiano que se montó en la rotonda de Galuresa al día siguiente de inaugurarse o la nueva estación del AVE sobre la que sin duda girará el futuro de Compostela son actuaciones que no se pueden permitir el más mínimo fallo o especulación con el resultado final. La calidad -y no la cantidad- debe ser siempre el referente para dejar huella en la capital de Galicia.