Un turno formado únicamente por siete bomberos tuvo que realizar más de veinte salidas De nuevo volvieron a inundarse cruces vitales para el tráfico
13 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.El 080 fue ayer lo más parecido al teléfono de la esperanza. Un turno formado únicamente por siete hombres tuvo que hacer frente a todo tipo de emergencias derivadas del temporal, tanto en la ciudad como en sus alrededores. Al final de día, en el cuartelillo de la estación de autobuses se contabilizaron veintidós servicios, además de otras salidas menores que también hubo que hacer. Resulta prácticamente imposible contabilizar todos los puntos donde hubo problemas, pero sí que es posible resumir los principales. Por ejemplo, la inundación nunca vista de la rotonda de San Caetano, donde un conductor se quedó atrapado dentro de su vehículo. También estuvieron anegados cruces en Sar, Área Central, Fontiñas, la calle San Roque, o la céntrica Alfredo Brañas. Accidentes Se registraron accidentes con cuantiosos daños materiales, aunque sin víctimas, en Alfredo Brañas, A Rocha, Ponte Pereda y en el Polígono del Tambre. Debido a la presencia en la calzada de todo tipo de objetos que fueron arrastrados por el viento, se produjeron cortes intermitentes de tráfico en Frei Rosendo Salvado, rúa do Valiño, Entrerríos, Castrón D'Ouro, San Caetano y en el puente que lleva al Hospital de Conxo. En Milladoiro, los vecinos de la calle Pardiñeiros no podían cruzar el torrente de agua en el que se convirtió la calle, mientras que en San Xulián de Sales, ya en el concello de Vedra, las obras de la autopista de Ourense causaron inundaciones en la aldea y en la carretera. Canalones, tejas, ventanas rotas, vallas publicitarias, árboles, cables del tendido eléctrico se desprendieron en los puntos más diversos y motivaron las correspondientes salidas de los bomberos, desde la Rúa Touro a la Rúa Berna, Sánchez Freire, Marrozos, Berdía, A Barcia o Xeneral Pardiñas. No hubo ni siquiera un momento para comer en el cuartelillo de la estación de autobuses. El teléfono seguía sonando y alertaba de todo tipo de emergencias relacionadas con el temporal aunque, por fortuna, ninguna tenía que ver con desgracias personales. Quien volvió a nacer ayer fue el camionero José Manuel Calo. Conducía su tráiler por la autopista cuando, al llegar a la altura del kilómetro 62, una pancarta que estaba colgada en un puente se estampó contra su parabrisas. Mantuvo la calma y pudo parar el vehículo, a pesar de que la estructura metálica del cartel, que anunciaba los Encontros da medicina xeral galega provocó un tremendo boquete en el cristal. «Só teño feridas leves nunha orella, pero puiden quedar alí», decía el camionero. Y, con todo este panorama, siete bomberos que, desde luego, valen su peso en oro.